miércoles, febrero 07, 2007

Presentación

Re conocí a Rosalba en un momento muy agradable de mi vida. Juntas supimos aprovechar cada instante, y sabernos unidas nos ayudó a superar cualquier contrariedad, cualquier adversidad que intentara separarnos. Más tarde, luego, lejos en otro país, supe que aquellos momentos compartidos con alguien cercano habían dejado una profunda huella en mí, un rincón donde podía refugiarme con sólo cerrar los ojos. El simple eco de la voz de Rosalba, el aroma que supo darle a mis preparaciones, permaneció en mí, de un modo tal, que ahora soy capaz de transmitírselo a Ustedes.
Rosalba, que es más que un recuerdo y un personaje, (algo mayor incluso a la misma mujer que se esconde tras sus sabores y sus dichos), pretende actuar de catalizador. Rosalba es la puerta por la que supe saborear las tradiciones de mi tierra, y el modo mediante el cual pude ver con ojos nuevos los lazos entre familiares, amigos y amantes, entre todas las personas. Rosalba es mi testimonio de amor y es ese mismo amor el que se filtra a través de cada una de éstas, sus páginas y recetas. Si tengo tiempo, quisiera regalarles una receta inédita, que se me escondió y que quiere pertenecer a este libro (quizás en una segunda edición), motivo para invitarles a recordar a la sopita estrella de mi tierra, la sopa de maní:

Sobre sopas, frutas y estaciones
"Pocas cosas son tan buenas como comer mandarinas mientras el sol tuesta tu piel" me dice Rosalba, y no puedo sino coincidir y desperezarme. Es la hora de la siesta, junto a la fragancia cadenciosa de las frutas está el olor seco de las cáscaras de maní. Es el otoño, el sol apenas alcanza a regalar tibieza y nosotras vamos pelando el maní crudo para la sopa del día siguiente. "Naturalmente" me cuenta Rosalba "el maní es un producto adaptado a estas tierras, como son adaptadas las recetas españolas o francesas que conforman nuestra cocina. La mezcla de recetas y productos es la bendición gracias a la cual cada lugar posee una esencia propia. Aquí, en las recetas de avellanas y almendras interpusimos los maníes y las almendras del Beni, a las liebres las cambiamos por cuises –conejitos de la india- a los condimentos europeos añadimos los nuestros, por sobretodo el ají en vaina, colorado o amarillo. Y aquí" me dice, mientras me alcanza otra mandarina, con un gesto grácil, la blancura de sus dedos contrastando el verde de la cáscara "descubrieron nuestras frutas…" Pobres de espíritu los que suponen que en el mundo hay sólo una variedad de cada cosa: un solo tipo de arroz, una sola especie de papa. Mis ojos recorren mentalmente las coloridas pirámides de fruta que esta mañana vimos en el mercado, mi boca paladea el nombre de sus frutos: banana; plátano-manzana de cáscara roja; guineo; dulce cajita, el más pequeño y dulce de todos; papaya; sandía; ciruelo morado; ciruelo verde y dulzón; damasco; cereza; guinda; tuna; achachairú; chirimoya; carambolo; mandarina; toronja; lima; melón; melón rosado; melón pepino de cáscara a rayas; uva negra y moscatel; nuez fresca; tamarindo; tumbo; durazno frisco; nectarín; caqui; manga rosa; mango; manzana criolla; palta; coco; perita verde; higos; pasas: de uva, de ciruela, de higo; frutillas; frambuesas. La lista podría seguir. Todas frescas, todas apiladas bajo la mirada atenta de quienes te invitan a probar, para comprar luego. De este tipo de abundancia pocos saben en la tierra.

Para la sopa de maní Rosalba prepara un caldo espeso con patas de pollo, cebolla rallada y tomate ídem. Cuando éste ha tomado sabor y consistencia le añade una taza de maní crudo pelado en agua caliente y licuado, y espera con proverbial paciencia a que esté cocido. Casi al final, le añade palillo (cúrcuma) para teñirlo de amarillo y perfumarlo, y da un hervor a papas y zanahorias cortadas en bastones en el mismo caldo. Algunos deciden obviar el palillo y tostar fideo para que la sopa sea blanca pero no menos sabrosa, otros además le añaden arroz. Es plato apto para todo tipo de estación, se sirve espolvoreado de crocantes y diminutas papas fritas y acompaña bien cualquier almuerzo. La sopa, como las frutas, varía de estación a estación, pero es infaltable en cada mesa: redondea y completa el"segundo" o plato fuerte, prepara los estómagos y caldea los corazones. Un almuerzo sin sopa es para muchos, entre los que me incluyo, la triste sensación de que ese día las cosas van apresuradas, y el vacío que implica a la hora del condumio sólo puede compararse a la ausencia de un ser querido, tan necesaria es su presencia y acompañamiento.

7 comentarios:

lucian de silenttio dijo...

reciba mis saludos, muy apreciada señorita.

RONALDO dijo...

... mmmm... me dio hambre.

Ali Baba dijo...

mi siesta se ha comido tu libro de un tirón!
corazón contento por los secretos, los revelados y los que guardas. gracias...muy agradable.

Mar dijo...

gracias chicos! t-bone, estoy en la paz... mandame un mail para vernos

Anónimo dijo...

Te quiero poquito a poco, quererte un porquito mas.

jajaja, sabes quien soy, asi que para que revelarme.

p.d: la ideafija de la primera imagen que vi de ti, sigue presente en mi, dando un giro hermoso a mi desorden de pensamientos compulsivos. La idea fija que " jode", se vuelve simplemnte " idea fija que embelese".

Anónimo dijo...

¡Vaya! Quién diría, además de guapa, nos salió talentosa y escritora, además. Déle caña, que así va bien.

Dani

Mar dijo...

dani guapo, gracias!