Lo que podría muy bien ser una referencia torcida hacia Fresán y su visión re-torcida de las cosas. Pero no.
Estoy de vacaciones, en el único lugar que conozco donde cada hora parece durar lo real y justo, 80 minutos.
(Y resulta que he llegado a una serie de interesantes conclusiones, que quizá martín zelaya se anime a publicar).
En las calles hay rosas pascuas y a mi lado, en el mejor cyber del pueblo, una parejita con lentes se come a besos mientras aprende a jugar La batalla de Elder, o algo así con mayúsculas.
viernes, marzo 21, 2008
martes, marzo 11, 2008
La primera carta de amor
Confesar que amas puede llegar a ser del todo punto imposible. Ni se puede, ni te dejan.
Hay risitas nerviosas y ganas de mirar y no mirar, ganas de enterrarse colectivas,si tú, en el recreo por ejemplo, vas y te animas al chico que te gusta.
Generalmente, lo que te traiciona es el estómago. Y con él el coraje. Por eso hay tantas cartas de amor, de admiradoras secretas.
Como la que hoy día saltó la tapia, para caer cerca de mi alumnito de pintura, con flores pegadas con scotch y su nombre en un corazón, de parte de la misteriosa y joven vecina secreta.
Hay risitas nerviosas y ganas de mirar y no mirar, ganas de enterrarse colectivas,si tú, en el recreo por ejemplo, vas y te animas al chico que te gusta.
Generalmente, lo que te traiciona es el estómago. Y con él el coraje. Por eso hay tantas cartas de amor, de admiradoras secretas.
Como la que hoy día saltó la tapia, para caer cerca de mi alumnito de pintura, con flores pegadas con scotch y su nombre en un corazón, de parte de la misteriosa y joven vecina secreta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)