sábado, noviembre 08, 2008

¿Quién cuidará mi jardín?

Lo admito: las hojas cubren el piso, y no hay más césped que manchones de tierra, turba y algo de ceniza.

También: si las rosas florecen, es por determinación y no por mi buen tino.

Nadie se ocupa de regar los arrayanes y cucardas, cada otra mañana.

Pero el olmo es pródigo y gigante, y la higuera reverdece cada tanto.

Y si cierro los ojos, muchas veces, escucho llover entre las hojas.

Nadie cuida mi jardín, pero es hermoso.