martes, agosto 15, 2006

la ciudad los otros

Una podría sentarse ante sí misma y afirmar: la ciudad existe fuera de nosotros. Una podría, también, querer creer en las promesas hechas al calor de la nada, y vivir sufriendo. Mentirse, es algo que una puede y hace, a cada rato.

Sin embargo, o por eso mismo, porque una no puede soportarlo, planteárselo de frente, aceptarlo, es que la realidad es otra. La ciudad es apenas una suerte de paredes que separan una persona de la siguiente (¿qué pared separa mis sueños de quien duerme, muro de por medio? ¿cómo sé que él no sueña también, acaso lo mismo? ¿quién dirime qué sueño pertenece a quién?), las promesas no deben creerse, requerirse ni esperarse; la mujer que yo soy debe saber buscarse adentro y mirar para sí misma, sin miedo a lo que encuentre.

O también: una podría animarse de una vez a configurar su realidad, a admitir la lluvia que permea el campo de esmeraldas, a decirse que esperar del otro no es igual a poseer esperanza, porque una es inútil, y la otra bien puede sostenerte viva.

Una podría, de una vez, empezar a considerar la ciudad junto a los otros.

7 comentarios:

Briegel Busch dijo...

Juntos, pero no revueltos, y más bien revoltosos.

Mar dijo...

revoltosos... depende en qué ciudad brieguel

lucian de silenttio dijo...

como siempre sus paabras me dejan con muchas preguntas, me gusto eso que dice: "a decirse que esperar del otro no es igual a poseer esperanza..." me recuerda a mis horas, psudo filosóficas, esas horas en las que uno suele preguntarse ese tipo de cosas u otras menos o más radicales; acaso podemos reamente esperar algo del otro, no será esa una quimera, no será mejor esperar sólo lo que la otra persona quere dar y no esperar, pues esperar es ya un esperar algo, pero esperar sólo o que eso otro quiere dar parece que es esperar nada concreto...

creo que mejor callo, una muy fraternal saludo.

Mar dijo...

saludos t-bone. Esperar algo del otro... no equivale a conferir o cargarle con nuestras expectativas? no es un abuso de algún modo? me alegra verte por aquí

ángel dijo...

Ver en un grafitti, tatuado en un muro cualquiera, el tiempo urbano que también se aleja, como el de las ciudades múltiples de Calvino, dejándonos su leyenda en carne viva. Los otros y el infierno que son y somos en esta subdivisión de los espacios. Muy bueno tu texto.


Saludos...

Anónimo dijo...

lo que a mí me ha puesto los pelos de punta es el "animarse a configurar su realidad" sostengo la subjetiva teoría de que los bolivianos padecemos del
estar en la luna crónico, los ojos nebulosos, perdidos, ensimismados, así también
estaba yo, y veinte años después de un cruel tratamiento en la cocina del destierro
empiezo a poner los pies en la tierra, sin embargo..
en esta ciudad hermosa y pesada (los fantasmas), berlín, ayer se me atravesaron nada más y nada menos que dos caballos negros por la vereda, mientras andaba bolivianeando apleno día, de dónde venían? para donde iban? bah.. me dije cool,
saqué de mis bolsillos los restos de pancito que siempre llevo y ellos me comieron de la mano

mis respetos

supay

Mar dijo...

tengo la extraña suerte de que ambos, ángeles y supays, sepan visitarme...
a ambos un agradecimiento en consecuencia, supay, qué cosas interesantes dices y haces! angel tus poemas colman cada mes.. gracias