No fue asunto de seguir sus pasos en la playa, mientras esquivaba trozos enteros de materia. Eso lo hice. Tampoco fue cuestión de acompañarle sobre las duras baldosas de la realidad, esto también lo hice. Lo enrevesado fue cuando desapareció y perdí su rastro. Desesperada, tras esperar un rato decidí alejarme. Ahora, que me encontró, ¿cómo hacerle entender que no quise abandonarle? Nos carcome la duda...
2 comentarios:
y con la duda se tenían que meter, no podría haber sido más cauta...
reciba mis saludos, no le deseo la duda, ni nada.
t-bone, nunca mejor expresado... debí haber sido más cauta
recibo sus saludos y envío los mios
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