sábado, junio 10, 2006

el recuerdo de tu entrega

Madre, una luna entera estuve acompañada, pegada noche y día a un joven admirable. Y aún así, los años que te llevo me impidieron admirarlo sin reservas. Otra vez no me he dejado ir, madre, otra vez estuve a punto, y me detuve. Como tú buscabas a tu padre en el mío, me descubrí hallando trozos en él en cada gesto. A pedazos, insistente, el recuerdo de tu entrega coartó la mía. Y eso es todo. Ayer, colgados los dos, llorando de gozo, no atinamos a murmurar una sola frase de querencia. Me vi, incapaz de articular mi sentimiento. Impronunciado, madre, este desaparecerá, alejándose con él, tu pasado en mi, rechazando ese futuro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una madre buscada en el cuerpo propio de la luna entera: un joven simpático y admirable de abrazos enredados. Algo, en este duo, hará necesario el desencuentro.

Mar dijo...

ulysea... tanto de razón como de vislumbre intuitivo, lo tuyo