No se apresuren en ofrecerse a buscarlo. Una se pierde para volver a encontrarse. Pero, cuando la pérdida es de gran talla, exige un par de sacrificios. Dudo ausentarme más de un par de semanas, esta primera vez. Igual, valga el anuncio que evite cualquier tipo de desesperanza. Volveré, yo misma, pronto. Hasta entonces,
¡Buena caza!
viernes, septiembre 23, 2005
miércoles, septiembre 21, 2005
Primavera
Está bien, no sólo en septiembre es primavera, pero la de hombros y hombres semidesnudos que ví hoy! os regalo una rosa... y les deseo por lo menos un beso tembloroso en la base del cuello, que soñar es gratis.
colgada
La última vez fue una advertencia: aterricé entera pero a 5 centímetros del suelo. Por suerte, estaba con plataformas, mi altura se vio justificada y si alguien me miró extrañado, atribuyó mi metro ochenta y cinco a la moda del momento. Llegué temblando a casa y sólo volví a mi estado natural tras una hora entera de observar las cuentas pendientes del trabajo. Igual, tengo esa tendencia reincidente, en cuanto una clase se puso pesada volví a las andadas otra vez. No cargo toda la culpa, a lo largo del colegio y la universidad lo mío era una práctica ab-so-lu-ta-men-te general, si es que velada.
Ahora, esas tonterías materiales ocupan a los chicos del presente, sólo juegan con los celulares y se mandan mensajitos en off-sound, atentos a esas distracciones como los idiotas. Lo nuestro, sino mejor, era más imaginativo. Claro que ahora pago las consecuencias. Juro que creí que los rumores no eran para tanto.
Lo esencial es no desesperar, mi cuerpo está ahí, atento a la sarta de palabras que le toca, sentada y modosita, mis ojos parecen beber cada una de las frases del docente. Sólo yo parezco notar el pequeño hilo de baba que me corre por la comisura de los labios… Desde donde estoy se ve el reloj, tengo 15 minutos para volver en mí y olvidar esos paisajes azures donde me pierdo sin ayuda de otra droga que mi mente. Me posisiono justo encima, intentando concentrarme con todas mis fuerzas en la ropa que hay que lavar, el piso sucio del departamento y las ollas del almuerzo (por experiencia no pienso ni en guerras ni en políticas domésticas, encuentro su sustancia similar a cualquier otra fantasía). Con apenas un gemido encuentro que mis ojos otra vez miran al profe, que ya está terminando… “Para terminar, podemos extraer dos conclusiones: primero, la fuerza del lenguaje simbólico es la que hace vibrar las resonancias de una u otra realidad esencial en lo profundo del ser humano, y segundo, esto es posible porque de forma práctica, la palabra es energía en movimiento y determina realidades…”
Ahora, esas tonterías materiales ocupan a los chicos del presente, sólo juegan con los celulares y se mandan mensajitos en off-sound, atentos a esas distracciones como los idiotas. Lo nuestro, sino mejor, era más imaginativo. Claro que ahora pago las consecuencias. Juro que creí que los rumores no eran para tanto.
Lo esencial es no desesperar, mi cuerpo está ahí, atento a la sarta de palabras que le toca, sentada y modosita, mis ojos parecen beber cada una de las frases del docente. Sólo yo parezco notar el pequeño hilo de baba que me corre por la comisura de los labios… Desde donde estoy se ve el reloj, tengo 15 minutos para volver en mí y olvidar esos paisajes azures donde me pierdo sin ayuda de otra droga que mi mente. Me posisiono justo encima, intentando concentrarme con todas mis fuerzas en la ropa que hay que lavar, el piso sucio del departamento y las ollas del almuerzo (por experiencia no pienso ni en guerras ni en políticas domésticas, encuentro su sustancia similar a cualquier otra fantasía). Con apenas un gemido encuentro que mis ojos otra vez miran al profe, que ya está terminando… “Para terminar, podemos extraer dos conclusiones: primero, la fuerza del lenguaje simbólico es la que hace vibrar las resonancias de una u otra realidad esencial en lo profundo del ser humano, y segundo, esto es posible porque de forma práctica, la palabra es energía en movimiento y determina realidades…”
domingo, septiembre 18, 2005
El vestido
Hace sol y camino por la calle. Es domingo y el centro se esfuma entre miles de ausentes decididos a no atormentar el manzano donde vivo. Aquí arriba hace calor y estoy de rosa, con un vestido que recuerda a todos (incluyéndome) que esta flaca es de clima cálido. Bajo a comprar el periódico, a devolver un DVD, a comprar pan y dulces para el mate de las cinco. Ya no soy la niña tonta que sale de mini y tacos altos sin saber qué es lo que provoca. Pero tampoco he llegado al punto de cambiarme el atuendo por el mero hecho de que este vestido sea pegado al cuerpo y corto de faldas. En ese saludable punto medio –de edad, digo- a las 4 de la tarde, salgo y camino el circuito de tres cuadras kiosco/video-rent/panadería. Soy consciente de que, a pesar de toda precaución, aún siendo día de poca densidad poblacional, un accidente vial es posible. No por nada a caperucita feroz le ha pasado un par de veces. Como bien dice Orlando al volverse mujer, los hombres dominan el mundo, pero igual pueden matarse por vislumbrar un trozo de piel femenina fuera de lugar.
Insisto: el ser consciente no implica hacerse cargo de la culpa. Cinco silbidos, un choque y una discusión de pareja después, estoy de vuelta en mi nido alto. Mi hermana me ve entrar, cargada de diarios y golosinas, un abarrotado ekeko rosa. Si sabe, no me dice nada. Se limita a mirarme de arriba abajo. “¿Hace calor?” “Está lindo” “¿Algo en el diario?” “Elecciones” “¿Mate dulce o amargo?” “Dulce, pero con miel” y así. A la noche nosotras no veremos los policiales ni los choques de la tele, creemos en la familia que es de mal gusto.
Insisto: el ser consciente no implica hacerse cargo de la culpa. Cinco silbidos, un choque y una discusión de pareja después, estoy de vuelta en mi nido alto. Mi hermana me ve entrar, cargada de diarios y golosinas, un abarrotado ekeko rosa. Si sabe, no me dice nada. Se limita a mirarme de arriba abajo. “¿Hace calor?” “Está lindo” “¿Algo en el diario?” “Elecciones” “¿Mate dulce o amargo?” “Dulce, pero con miel” y así. A la noche nosotras no veremos los policiales ni los choques de la tele, creemos en la familia que es de mal gusto.
Nuevo rostro
Cada vez más a gusto, me siento orgullosa de poder usar estas cosas, que soy casi analfabeta en la red. Espero la disfruten tanto como yo
viernes, septiembre 16, 2005
Un día mínimo
Minúsculo
Donde el silencio sea mi espejo trasvasado
mi_estado_de_gracia
donde
el mundo
sea
sin mí.
Por fin perdida.
Donde el silencio sea mi espejo trasvasado
mi_estado_de_gracia
donde
el mundo
sea
sin mí.
Por fin perdida.
martes, septiembre 13, 2005
Pensar en tí
Pienso en un Amigo. Pensar es mucho decir, mejor decir que me asalta su recuerdo en una serie de imágenes posibles y pasadas idénticas al soñar despierta. Intento no hacerlo- con los amigos no se coge- así que cuando está no lo toco, cuando se va no le escribo y en general no voy mucho a Buenos Aires. Sé que una vez nos besamos, sé que me mira dormir, sé que espío de reojo cuando va a entrar a una ducha. Él. Cuando nos vemos continuamos una charla incesante, que ya lleva algunos años.
Lo que hay en mí es un sentimiento incómodo, intranquilo. Es aquello lo que me empuja a creer que esta relación no tiene sentido como está, que es necesaria una ruptura. Fuera está la posibilidad de un acercamiento hay_una_distancia_algo_insondable que me aleja de las costumbres y expectativas de un argentino. Esa es la intención de estas letras, dejar inscrito ante mí misma esto que no sé clasificar de un modo lógico, o al menos, ordenadamente cuerdo. La madre de mi madre escapó en un tren vetusto de mediados del siglo XX. No sé exactamente qué negó de los platos de macarrones y del italiano emigrante que se escucha por el Gran Buenos Aires; ella ya escogió volver a mi pedazo de mundo: en mi piel particular, en mis rizos, está el aire seco de la altiplanicie. En mi garganta, en mis ojos, en mis adentros tengo un paisaje, una combinación exacta de luna y humedad que me hicieron la que soy. Eso –no menciono aquí ni me atrevo a enumerar olores, colores, músicas- tan inexpresable en su conjunto, unido a la “serie de pautas culturales que hicieron de mí mi circunstancia”, me separan de Él. Absurdo, quizás, pero no existen sentimientos limpios. Hay más que esto entre mi Amigo y yo, cosas que callo por intangibles, intraspasables. En esencia, es mi amistad con este Hombre lo que se me hace imperdonable. De haber sucedido donde nací, ya habría dado luz a los rumores, las murmuraciones. A 700 kilómetros de allí, en esta modernidad ajena, el vernos (alucinados, embebidos en conversaciones, silentes) no suscita comentarios. Y yo cambio de ruido en mi cabeza.
Lo que hay en mí es un sentimiento incómodo, intranquilo. Es aquello lo que me empuja a creer que esta relación no tiene sentido como está, que es necesaria una ruptura. Fuera está la posibilidad de un acercamiento hay_una_distancia_algo_insondable que me aleja de las costumbres y expectativas de un argentino. Esa es la intención de estas letras, dejar inscrito ante mí misma esto que no sé clasificar de un modo lógico, o al menos, ordenadamente cuerdo. La madre de mi madre escapó en un tren vetusto de mediados del siglo XX. No sé exactamente qué negó de los platos de macarrones y del italiano emigrante que se escucha por el Gran Buenos Aires; ella ya escogió volver a mi pedazo de mundo: en mi piel particular, en mis rizos, está el aire seco de la altiplanicie. En mi garganta, en mis ojos, en mis adentros tengo un paisaje, una combinación exacta de luna y humedad que me hicieron la que soy. Eso –no menciono aquí ni me atrevo a enumerar olores, colores, músicas- tan inexpresable en su conjunto, unido a la “serie de pautas culturales que hicieron de mí mi circunstancia”, me separan de Él. Absurdo, quizás, pero no existen sentimientos limpios. Hay más que esto entre mi Amigo y yo, cosas que callo por intangibles, intraspasables. En esencia, es mi amistad con este Hombre lo que se me hace imperdonable. De haber sucedido donde nací, ya habría dado luz a los rumores, las murmuraciones. A 700 kilómetros de allí, en esta modernidad ajena, el vernos (alucinados, embebidos en conversaciones, silentes) no suscita comentarios. Y yo cambio de ruido en mi cabeza.
Cómo evitar una traición
El asunto comienza con un cuento de Silvina Ocampo, esposa de Adolfo Bioy Casares, ese íntimo amigo de Borges. (No recuerdo si Borges tenía los ojos azules, lo que podría revelarse crucial para esta historia). El asunto comienza, entonces, con la refinada historia de una mujer, una venganza, un deseo escondido y dos mejores amigos.
La amistad, Kusturica, en "Underground", pone a una mujer entre dos héroes antihéroes, dos amigos unidos por defectos y complicidades: Marco y Blacky. Cuando uno de ellos se ve convertido en el Rechazado, lanza esta frase memorable, entregando una pistola al "feliz" nuevo esposo: "(Hazlo) No permitas que continuemos la tradición de que el amigo mate al mejor amigo". Cosas que pasan sólo por el amor de una mujer, cosas de hombres como ya quedan pocas, el asunto de Silvina va por ahí.
El título del cuento no es importante. Una pareja de casados posee la dicha de tener un amigo íntimo del esposo. La historia es relatada a través de los ojos de la mujer, objeto de deseo que siente la mirada azul y pesada del amigo sobre sus hombros, a cada rato. Al esposo la situación parece no molestarle, pero se la pasa entrenando pajaritos, que vuelan a través del relato portando espinas. Silvina Ocampo, rodeada de tan eximios escritores como lo son su esposo, su hermana Victoria, el mejor amigo ciego y genial, fue tachada o ignorada por quienes hacen listas de escritores que hicieron "época". Sin embargo, sus cuentos están ahí, poderosos tras los años, llenos de una voz fresca. En 1937 publicó “Viaje olvidado” su primer libro. Le siguieron “La furia y otros cuentos” (1959) “Las Invitadas” (1961) “Amarillo Celeste” (1972). Publica también poesía. En el ámbito literario de la Revista Sur, es su escritura juzgada como “extraña”, su voz difiere notablemente de aquellos consagrados que la rodean.
Amante de Pizarnick, esposa de Bioy, pudo ella tener miradas masculinas y femeninas en su escritura, voces alternas que se marcan con pesadez en esta historia, en absoluto masculinizante. La mujer sólo puede pasear su intimidad forzada por la cercanía entre los otros dos, sólo puede observar con creciente curiosidad a esos pájaros, que en un cuarto atacan un muñeco de ojos grandes-azules- con las delicadas puntas de gajos agudos de madera. La intención final es hermosa y terrible, como en toda pequeña tragedia.
El asunto. Borges también posee una historia parecida, titulada "La intrusa", en ella la mejor solución, entre varones, es matar a la mujer para unirse en olvidarla. Silvina no se permite ese facilismo, porque la mirada femenina atraviesa la solución para encarar el problema, caiga quien caiga. Por eso nuestra literatura resulta siempre en confesión.
La voz de Silvina se refugia en el misterio, en la magia, en lo que puede esconder de horror la locura. Todo de una manera directa, que constata, sin admitir salida posible. Cuando habla de humor, este es ácido, de quien lo ha visto todo y nada puede contra el orden de las cosas. En este caso en particular el esposo, para evitar la traición, decide recurrir a la locura. Las espinas de los pájaros transportan curare, éste produce fiebre, esta fiebre invoca. La solución es terminal.
Mi sospecha –sutil, claro está- es que la historia se repite todos los días. La sensación que Silvina transmite tan correctamente parece venir de una experiencia propia. Sabemos que Borges estuvo perdidamente enamorado de una de las Ocampo, sabemos también que su amistad con Bioy Casares no se vio nunca empañada. Para elucubrar sólo nos queda la literatura. Al final de la historia, el amigo de la pareja se queda ciego, para no mirarla.
La amistad, Kusturica, en "Underground", pone a una mujer entre dos héroes antihéroes, dos amigos unidos por defectos y complicidades: Marco y Blacky. Cuando uno de ellos se ve convertido en el Rechazado, lanza esta frase memorable, entregando una pistola al "feliz" nuevo esposo: "(Hazlo) No permitas que continuemos la tradición de que el amigo mate al mejor amigo". Cosas que pasan sólo por el amor de una mujer, cosas de hombres como ya quedan pocas, el asunto de Silvina va por ahí.
El título del cuento no es importante. Una pareja de casados posee la dicha de tener un amigo íntimo del esposo. La historia es relatada a través de los ojos de la mujer, objeto de deseo que siente la mirada azul y pesada del amigo sobre sus hombros, a cada rato. Al esposo la situación parece no molestarle, pero se la pasa entrenando pajaritos, que vuelan a través del relato portando espinas. Silvina Ocampo, rodeada de tan eximios escritores como lo son su esposo, su hermana Victoria, el mejor amigo ciego y genial, fue tachada o ignorada por quienes hacen listas de escritores que hicieron "época". Sin embargo, sus cuentos están ahí, poderosos tras los años, llenos de una voz fresca. En 1937 publicó “Viaje olvidado” su primer libro. Le siguieron “La furia y otros cuentos” (1959) “Las Invitadas” (1961) “Amarillo Celeste” (1972). Publica también poesía. En el ámbito literario de la Revista Sur, es su escritura juzgada como “extraña”, su voz difiere notablemente de aquellos consagrados que la rodean.
Amante de Pizarnick, esposa de Bioy, pudo ella tener miradas masculinas y femeninas en su escritura, voces alternas que se marcan con pesadez en esta historia, en absoluto masculinizante. La mujer sólo puede pasear su intimidad forzada por la cercanía entre los otros dos, sólo puede observar con creciente curiosidad a esos pájaros, que en un cuarto atacan un muñeco de ojos grandes-azules- con las delicadas puntas de gajos agudos de madera. La intención final es hermosa y terrible, como en toda pequeña tragedia.
El asunto. Borges también posee una historia parecida, titulada "La intrusa", en ella la mejor solución, entre varones, es matar a la mujer para unirse en olvidarla. Silvina no se permite ese facilismo, porque la mirada femenina atraviesa la solución para encarar el problema, caiga quien caiga. Por eso nuestra literatura resulta siempre en confesión.
La voz de Silvina se refugia en el misterio, en la magia, en lo que puede esconder de horror la locura. Todo de una manera directa, que constata, sin admitir salida posible. Cuando habla de humor, este es ácido, de quien lo ha visto todo y nada puede contra el orden de las cosas. En este caso en particular el esposo, para evitar la traición, decide recurrir a la locura. Las espinas de los pájaros transportan curare, éste produce fiebre, esta fiebre invoca. La solución es terminal.
Mi sospecha –sutil, claro está- es que la historia se repite todos los días. La sensación que Silvina transmite tan correctamente parece venir de una experiencia propia. Sabemos que Borges estuvo perdidamente enamorado de una de las Ocampo, sabemos también que su amistad con Bioy Casares no se vio nunca empañada. Para elucubrar sólo nos queda la literatura. Al final de la historia, el amigo de la pareja se queda ciego, para no mirarla.
Viajes
Estuve en el campo, con esa incredulidad mía de lo que es: duraznos salvajes, colibríes , animales crudos, fuego y frío por las noches. Soy otra, una hora en bus, otra en auto, tres a pie, a cuatro horas de reloj yace un lugar mago, allá en laguna Negra, cerca de Cumbre Blanca... Igual, primero que nada, os presento a un loko cuerdo que nos dará sorpresas...
además... no hubo 11 de septiembre que valiera allá, lejos.
además... no hubo 11 de septiembre que valiera allá, lejos.
miércoles, septiembre 07, 2005
Mira tú
Siguiendo a Algernon me meto a étas cosas y salgo budhista-panteísta... pensé q iba a ser agnóstica che! pero la verdá, es el shintoismo lo que me va mejor, el budhismo japucho.
You scored as Buddhism. Your beliefs most closely resemble those of Buddhism. Do more research on Buddhism and possibly consider becoming Buddhist, if you are not already. In Buddhism, there are Four Noble Truths: (1) Life is suffering. (2) All suffering is caused by ignorance of the nature of reality and the craving, attachment, and grasping that result from such ignorance. (3) Suffering can be ended by overcoming ignorance and attachment. (4) The path to the suppression of suffering is the Noble Eightfold Path, which consists of right views, right intention, right speech, right action, right livelihood, right effort, right-mindedness, and right contemplation. These eight are usually divided into three categories that base the Buddhist faith: morality, wisdom, and samadhi, or concentration. In Buddhism, there is no hierarchy, nor caste system; the Buddha taught that one's spiritual worth is not based on birth.
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Yesterday I thought it was you
Un hombre me recuerda, o más bien, ha decidido recordarme. Me lo dice, poblando mi casilla de correos, recorriéndome en sus letras, atrevido. Me sorprende. No pensé que alguien puede recordarte más allá de tu propia desmemoria.
Más aún, no sé quién es él ahora, ni cómo ha decidido introducirse en mi presente. Un idioma y un océano nos separan: yo escribo en español; él piensa en alemán. Para acosarme me envía módicos escritos en ese inglés aséptico, tan diferente al latín del otro Imperio. En la última misiva, me dice y me detalla cómo ha tomado a una mujer pensando en mí. Cruel, no supo decirme nada de sus ojos, su voz, su color de piel. Me duele esa mujer poseída. Me duelen las múltiples y egoístas veces en que alguien, así como así, sin causa ni parte, se masturba en el cuerpo de otro. Fría perversidad la suya: no sé de dónde sacó el coraje para contármelo, ni sé qué hacer yo tras esta gratuidad absurda.
No me engaño, sé que me sentí halagada de un modo oscuro –palabra que no pensé volver a escribir- sé muy bien que no he borrado ese mensaje ni bloqueado a esta persona. Pulsa, atenta, la tentación de explorar una mente tan alejada de lo que una considera socialmente aceptable, ante la oportunidad de saber cómo vive el sexo un hombre joven y pagado de sí mismo. Seguramente, tras esta decisión mía, esta mi exposición, corro algún peligro.
Más aún, no sé quién es él ahora, ni cómo ha decidido introducirse en mi presente. Un idioma y un océano nos separan: yo escribo en español; él piensa en alemán. Para acosarme me envía módicos escritos en ese inglés aséptico, tan diferente al latín del otro Imperio. En la última misiva, me dice y me detalla cómo ha tomado a una mujer pensando en mí. Cruel, no supo decirme nada de sus ojos, su voz, su color de piel. Me duele esa mujer poseída. Me duelen las múltiples y egoístas veces en que alguien, así como así, sin causa ni parte, se masturba en el cuerpo de otro. Fría perversidad la suya: no sé de dónde sacó el coraje para contármelo, ni sé qué hacer yo tras esta gratuidad absurda.
No me engaño, sé que me sentí halagada de un modo oscuro –palabra que no pensé volver a escribir- sé muy bien que no he borrado ese mensaje ni bloqueado a esta persona. Pulsa, atenta, la tentación de explorar una mente tan alejada de lo que una considera socialmente aceptable, ante la oportunidad de saber cómo vive el sexo un hombre joven y pagado de sí mismo. Seguramente, tras esta decisión mía, esta mi exposición, corro algún peligro.
sábado, septiembre 03, 2005
Crónicas de Narnia
Crónicas de Narnia
“El león, la bruja y el ropero”
Con motivo de la próxima película producida por Disney, vale la pena recordar esta saga de C.S Lewis. Concretamente, vale la pena volver a posar la mente sobre este relato que desde su aparición en 1950 perdura –sin pena ni gloria- por los viejos anaqueles de libros usados. Bajo el improbable género de “Fantasía” -usualmente un rotulito donde se hacinan malos y peores intentos de entrar a los Clásicos Juveniles- poblado de seres y hechos mágicos, “Crónicas de Narnia” destaca, si apenas un poco.
Creado por C.S Lewis, reconocido cristiano, inglés, amigo de J.R.R. Tolkien, pero sobre todo escritor, este primer libro de la saga sale a la luz a mediados del siglo XX, obteniendo gran aceptación por parte de la crítica, y constituye un fenómeno de ventas que amerita a su autor la Carnegie Medal en 1956, al salir el séptimo de la serie La última batalla. Pero hablemos del primero, El león, la bruja y el ropero:
En efecto, el libro responde bien a las exigencias infantiles, posee una trama sencilla; sucesos en rápido orden; roles simplificados (lo que lleva la trama hacia la estructura subconsciente mítica); luminosidad de imágenes y escenarios; grandes manjares y por encima de todo Magia. Volviendo a lo mítico, esencial en toda historia fantástica, están presentes en el relato los seres mágicos; el paso a otros mundos; los animales que hablan; y last but not least la Lección a aprender, tras la lucha y conquista de fuerza oscura, encarnada en el enemigo…
La particularidad de Narnia, sin embargo, radica en la adecuación de este trasfondo mítico y mágico• a una cosmovisión occidental y cristiana. Los niños participantes de la historia detentan nombres bíblicos como Pedro y Susana, los seres mágicos les identifican como “Hijos de Adán” e “Hijas de Eva”, lo no-humano es calificado de modo peyorativo: “cualquier cosa que se ha alejado de lo humano, habiéndolo sido alguna vez -dijo Castor- es para mirarla fijo y con el hacha en la mano”. Más aún, la terrible Bruja Blanca es hija de Adán y Lilith –lo que la convierte en djinn, monstruo mágico de resonancias árabes (coincidiendo con el diablo mujer y musulmán que tan bien caracteriza Eduardo Galeano en “Los diablos del Diablo”)- y de Gigantes; proviene de la Magia Profunda y fue verdugo del Emperador Antiguo. Las resonancias judeo-cristianas no terminan ahí, quien va a rescatarlos del duro reinado del mal es nada menos que Aslan, un león noble*, que se sacrificará en un momento de la historia para resucitar luego, en nombre de una de las primeras causas de la fe cristiana : el Sacrificio de una víctima voluntaria para salvar a otros, más débiles.
Cabe preguntarse, y no puedo decirles cuán grande es mi desconcierto, porqué deciden en estas épocas tan fundamentalistas –de uno y otro bando, no olvidemos- traer a la luz cinematográfica una historia de esta índole. Una historia que, obliterada por el retorno a lo Mítico Fundamental, ese logro que fue la trilogía del Señor de los Anillos, se hundió entre historias de alienígenas y seres de diversos otros mundos, allá en el contexto de la Guerra Fría. ¿Mensajes subliminales no hay, verdad?
• “Mágico” es también el pensamiento infantil, que identifica deseo intenso con efecto inmediato.
* No olvidemos que para los ingleses el felino es Jesucristo (Borges, El libro de los Seres Imaginarios. Editorial Emecé).
viernes, septiembre 02, 2005
El león contra la yegua
Nosotras siempre contamos la historia del león y de la yegua. El león
supo siempre perseguir a la yegua, y ella siempre supo escaparse. Per
un día la atrapó el león y quiso degollarla. ¿Para qué? Le preguntó
ella, en el último resuello, "para que mis hijos vivan"- "tonto" le
dijo ella, cuando mueras, tu cuerpo alimentará los pastos, y ellos
permitirán la vida de mis hijos. Yo no tengo que gastar la energía que
tú gastas". Así decimos también nosotras, porque la energía que
invierten en amordazarnos y forzarnos nada puede contra Ella, la
Querenciada, que a todos amordaza y lleva para su tienda, dejando a
sus cuerpos sembrados por la tierra. Por eso nos alimentamos de los
frutos del desierto, y no matamos. Para nosotras, la tierra esconde en sus
arenas regalos dulces.
supo siempre perseguir a la yegua, y ella siempre supo escaparse. Per
un día la atrapó el león y quiso degollarla. ¿Para qué? Le preguntó
ella, en el último resuello, "para que mis hijos vivan"- "tonto" le
dijo ella, cuando mueras, tu cuerpo alimentará los pastos, y ellos
permitirán la vida de mis hijos. Yo no tengo que gastar la energía que
tú gastas". Así decimos también nosotras, porque la energía que
invierten en amordazarnos y forzarnos nada puede contra Ella, la
Querenciada, que a todos amordaza y lleva para su tienda, dejando a
sus cuerpos sembrados por la tierra. Por eso nos alimentamos de los
frutos del desierto, y no matamos. Para nosotras, la tierra esconde en sus
arenas regalos dulces.
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