El asunto comienza con un cuento de Silvina Ocampo, esposa de Adolfo Bioy Casares, ese íntimo amigo de Borges. (No recuerdo si Borges tenía los ojos azules, lo que podría revelarse crucial para esta historia). El asunto comienza, entonces, con la refinada historia de una mujer, una venganza, un deseo escondido y dos mejores amigos.
La amistad, Kusturica, en "Underground", pone a una mujer entre dos héroes antihéroes, dos amigos unidos por defectos y complicidades: Marco y Blacky. Cuando uno de ellos se ve convertido en el Rechazado, lanza esta frase memorable, entregando una pistola al "feliz" nuevo esposo: "(Hazlo) No permitas que continuemos la tradición de que el amigo mate al mejor amigo". Cosas que pasan sólo por el amor de una mujer, cosas de hombres como ya quedan pocas, el asunto de Silvina va por ahí.
El título del cuento no es importante. Una pareja de casados posee la dicha de tener un amigo íntimo del esposo. La historia es relatada a través de los ojos de la mujer, objeto de deseo que siente la mirada azul y pesada del amigo sobre sus hombros, a cada rato. Al esposo la situación parece no molestarle, pero se la pasa entrenando pajaritos, que vuelan a través del relato portando espinas. Silvina Ocampo, rodeada de tan eximios escritores como lo son su esposo, su hermana Victoria, el mejor amigo ciego y genial, fue tachada o ignorada por quienes hacen listas de escritores que hicieron "época". Sin embargo, sus cuentos están ahí, poderosos tras los años, llenos de una voz fresca. En 1937 publicó “Viaje olvidado” su primer libro. Le siguieron “La furia y otros cuentos” (1959) “Las Invitadas” (1961) “Amarillo Celeste” (1972). Publica también poesía. En el ámbito literario de la Revista Sur, es su escritura juzgada como “extraña”, su voz difiere notablemente de aquellos consagrados que la rodean.
Amante de Pizarnick, esposa de Bioy, pudo ella tener miradas masculinas y femeninas en su escritura, voces alternas que se marcan con pesadez en esta historia, en absoluto masculinizante. La mujer sólo puede pasear su intimidad forzada por la cercanía entre los otros dos, sólo puede observar con creciente curiosidad a esos pájaros, que en un cuarto atacan un muñeco de ojos grandes-azules- con las delicadas puntas de gajos agudos de madera. La intención final es hermosa y terrible, como en toda pequeña tragedia.
El asunto. Borges también posee una historia parecida, titulada "La intrusa", en ella la mejor solución, entre varones, es matar a la mujer para unirse en olvidarla. Silvina no se permite ese facilismo, porque la mirada femenina atraviesa la solución para encarar el problema, caiga quien caiga. Por eso nuestra literatura resulta siempre en confesión.
La voz de Silvina se refugia en el misterio, en la magia, en lo que puede esconder de horror la locura. Todo de una manera directa, que constata, sin admitir salida posible. Cuando habla de humor, este es ácido, de quien lo ha visto todo y nada puede contra el orden de las cosas. En este caso en particular el esposo, para evitar la traición, decide recurrir a la locura. Las espinas de los pájaros transportan curare, éste produce fiebre, esta fiebre invoca. La solución es terminal.
Mi sospecha –sutil, claro está- es que la historia se repite todos los días. La sensación que Silvina transmite tan correctamente parece venir de una experiencia propia. Sabemos que Borges estuvo perdidamente enamorado de una de las Ocampo, sabemos también que su amistad con Bioy Casares no se vio nunca empañada. Para elucubrar sólo nos queda la literatura. Al final de la historia, el amigo de la pareja se queda ciego, para no mirarla.
3 comentarios:
peligroso asunto el que rozas, aemaeth... la muerte de las que escriben...
no olvidarse de mencionar a "jules y jim" de truffaut.
saludos telegrafista, tienes razón, la amistad entre hombres y las mujeres como disruptivo también están en truffaut... apreciaría ideas de casos a la inversa, como en ese cuento de no se qué tía, en mujeres de ojos grandes de mastretta (las mujeres "comparten" a los hombres?)
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