miércoles, septiembre 21, 2005

colgada

La última vez fue una advertencia: aterricé entera pero a 5 centímetros del suelo. Por suerte, estaba con plataformas, mi altura se vio justificada y si alguien me miró extrañado, atribuyó mi metro ochenta y cinco a la moda del momento. Llegué temblando a casa y sólo volví a mi estado natural tras una hora entera de observar las cuentas pendientes del trabajo. Igual, tengo esa tendencia reincidente, en cuanto una clase se puso pesada volví a las andadas otra vez. No cargo toda la culpa, a lo largo del colegio y la universidad lo mío era una práctica ab-so-lu-ta-men-te general, si es que velada.

Ahora, esas tonterías materiales ocupan a los chicos del presente, sólo juegan con los celulares y se mandan mensajitos en off-sound, atentos a esas distracciones como los idiotas. Lo nuestro, sino mejor, era más imaginativo. Claro que ahora pago las consecuencias. Juro que creí que los rumores no eran para tanto.

Lo esencial es no desesperar, mi cuerpo está ahí, atento a la sarta de palabras que le toca, sentada y modosita, mis ojos parecen beber cada una de las frases del docente. Sólo yo parezco notar el pequeño hilo de baba que me corre por la comisura de los labios… Desde donde estoy se ve el reloj, tengo 15 minutos para volver en mí y olvidar esos paisajes azures donde me pierdo sin ayuda de otra droga que mi mente. Me posisiono justo encima, intentando concentrarme con todas mis fuerzas en la ropa que hay que lavar, el piso sucio del departamento y las ollas del almuerzo (por experiencia no pienso ni en guerras ni en políticas domésticas, encuentro su sustancia similar a cualquier otra fantasía). Con apenas un gemido encuentro que mis ojos otra vez miran al profe, que ya está terminando… “Para terminar, podemos extraer dos conclusiones: primero, la fuerza del lenguaje simbólico es la que hace vibrar las resonancias de una u otra realidad esencial en lo profundo del ser humano, y segundo, esto es posible porque de forma práctica, la palabra es energía en movimiento y determina realidades…”

2 comentarios:

Mar dijo...

Violetta, verdaderamente, un honor

Anónimo dijo...

Entre "levitar" y "evita-r" a veces hay muy poca diferencia...
Y si incluso levita la letra final, puedes decir al profe eso de..."no llores por mí, argentino, mi alma es tá.con...plata/formas"
(aunque en las nubes...) :-P