jueves, febrero 02, 2006

A mi costado

“No tengo alas para llevarte, pero si faltas, cómo salvarme” (Ismael Serrano)
Todavía no le pregunté si se quedará, temo mucho la respuesta de un jamás, de un imposible. Temo, por sobre todas las cosas, que ella reflexione y considere su actuación, su comportamiento, como algo descabellado e irracional. Aún, por suerte, me mira como la primera vez, con esa mezcla de voluptuosidad y amansamiento que la caracteriza. No olvidaré yo, nunca, la manera en que una noche apareció en mi cama y decidió quedarse. Desde ese primer desayuno mi escrutinio no cesó en la búsqueda de una razón para su estadía, sin hallar nada que me distinga del resto, de los otros. Con el tiempo y la calidez de sus manos, con la rutina y el amor de sus comidas, me fui calmando. Aún, a veces, la miro con aprensión: temiendo el día en el que vuelva a “nuestro” lugar y no la encuentre, temiendo esos días frenéticos de ir buscándola, sufriendo como si ninguna otra mujer pudiese reemplazarla. Acaso ninguna puede. Mientras tanto, consciente del milagro de su permanencia, no ceso de llevarle flores, regalos y comida, para que se acostumbre y sienta -¿es que pido demasiado?- que éste es su lugar en el mundo. No quiero imaginarme mis noches con su ausencia, el día en que ella despierte y decida, a la fría luz de los hechos y los días, que no soy quién para hacer, (de mi persona, de mi compañía), la razón de su demorarse aquí, a mi lado.

3 comentarios:

Unknown dijo...

a veces miro debajo la cama, su fantasma araña el colchón y juega con mi ropa, no me deja dormir el olor de sus poros en mis libros

Anónimo dijo...

Salvando las acaso insalvables diferencias de estilo, bien podría yo haber firmado alegremente este nuevo texto suyo, amiga mía... aunque pienso que no lo hubiera colgado tan de prisa, sino que, en mis manos, hubiera estado un tiempo sometido a inevitables y obsesivas correcciones... corriendo el riesgo de restarle esa frescura, esa vivacidad latente de lo recién escrito, que puede olerse en todo lo que usted publica, siguiendo esa costumbre de desprenderse lo más pronto posible de sus textos, quizá como una forma de evitar que su cabeza termine inmiscuyéndose más de lo debido...

Mar dijo...

jejej old malt... jejeje