domingo, mayo 21, 2006

poseedora de los hilos

Echarse y desear, estar casi dormida, casi inconsciente, y aún así percibir, esperar, establecer un imaginado cordón con el futuro. El cielo todo está entrecruzado así, pleno de nuestros absurdos y mínimos antojos. Tan espesa y vaporosa su trama, la llamamos viento, masa azul, firmamento o nubes, ya que es invisible. Junto con el vapor se eleva, estableciendo uno y otro mapa indefinido, mínimo y fluctuante como nuestro anhelo.
Y ahí está. Siendo la mal llamada simetría el simple desgarro de la luz en la entretela. Y nosotros, que ignoramos, sólo sabemos respirar con desenfrenada impaciencia. Ah de aquel nuevo día ya urdido y desentrañado tantas veces, ay del previo tejer de lo que quisimos, ay del miedo, íntimo y cuidadoso de saberme, poseedora de los hilos. Dueña y cómplice de mis siempre realizados deseos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué suerte tienes, Mar, de saber siempre cumplidos tus deseos. Hay hilos, en otras manos, en las mías, por ejemplo, que sólo están para no dejar de tejerse nunca: condenados a un sin final, sin final, sin final, sin...

Mar dijo...

saludos muchacha de ulyses, eres una bienvenida sorpresa