martes, septiembre 13, 2005

Pensar en tí

Pienso en un Amigo. Pensar es mucho decir, mejor decir que me asalta su recuerdo en una serie de imágenes posibles y pasadas idénticas al soñar despierta. Intento no hacerlo- con los amigos no se coge- así que cuando está no lo toco, cuando se va no le escribo y en general no voy mucho a Buenos Aires. Sé que una vez nos besamos, sé que me mira dormir, sé que espío de reojo cuando va a entrar a una ducha. Él. Cuando nos vemos continuamos una charla incesante, que ya lleva algunos años.
Lo que hay en mí es un sentimiento incómodo, intranquilo. Es aquello lo que me empuja a creer que esta relación no tiene sentido como está, que es necesaria una ruptura. Fuera está la posibilidad de un acercamiento hay_una_distancia_algo_insondable que me aleja de las costumbres y expectativas de un argentino. Esa es la intención de estas letras, dejar inscrito ante mí misma esto que no sé clasificar de un modo lógico, o al menos, ordenadamente cuerdo. La madre de mi madre escapó en un tren vetusto de mediados del siglo XX. No sé exactamente qué negó de los platos de macarrones y del italiano emigrante que se escucha por el Gran Buenos Aires; ella ya escogió volver a mi pedazo de mundo: en mi piel particular, en mis rizos, está el aire seco de la altiplanicie. En mi garganta, en mis ojos, en mis adentros tengo un paisaje, una combinación exacta de luna y humedad que me hicieron la que soy. Eso –no menciono aquí ni me atrevo a enumerar olores, colores, músicas- tan inexpresable en su conjunto, unido a la “serie de pautas culturales que hicieron de mí mi circunstancia”, me separan de Él. Absurdo, quizás, pero no existen sentimientos limpios. Hay más que esto entre mi Amigo y yo, cosas que callo por intangibles, intraspasables. En esencia, es mi amistad con este Hombre lo que se me hace imperdonable. De haber sucedido donde nací, ya habría dado luz a los rumores, las murmuraciones. A 700 kilómetros de allí, en esta modernidad ajena, el vernos (alucinados, embebidos en conversaciones, silentes) no suscita comentarios. Y yo cambio de ruido en mi cabeza.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Hola:
Te invito a conocer mi blog, algunas letras podemos tejer por ahi en conjunto
Paul

Mar dijo...

encantada paul, y siempre curiosa

Anónimo dijo...

No creo que existan amistades imperdonables... sólo existe el miedo a la relación :-)

Que, por otro lado, es plenamente comprensible.

Mar dijo...

eso de tener miedo no? qué gusto verte por aquí algernon!

Gamez dijo...

quien dice que con los "amigos" no se coge? bueno como sea...el laberinto se acrecenta, será que nos encontramos?

lucian de silenttio dijo...

pensar y recordar, quizá terminen siendo lo mismo, se piensa lo que se recuerda y si se recuerda es porque se estuvo pensando en ello.
srta. tan lejos y quisiera tenerla cerca, quisiera ser ese amigo y quisiera no serlo, un beso suyo no lo puedo imaginar pero no se si pueda imaginarme sin un beso suyo.

lucian de silenttio dijo...

admiro su pluma

Mar dijo...

gamez: no sé si nos encontraremos, no hasta que llegue a vivir a chuquiago marka, como es mi deseo...
t-bone: admiro su espíritu