jueves, septiembre 14, 2006

conjuro a por la gracia

Tomo una lapicera de tinta roja y temblorosamente, comienzo la lista de defectos de mi padre. No lo hago de manera ennumerativa, ni me ensaño en los detalles. Me limito a escribir todo lo que deseé que él fuera, en términos de carácter, de atención, de comprensión y de integridad. No quiero obviar ninguna posibilidad, ningún mito, ninguna imagen ensalzada e imposible. No es larga -al final- la tinta corre en líneas breves y yo suspiro, caminando, mientras busco un buen lugar para enterrarla.

Mientras cavo con mis manos, recuerdo, todas las imágenes brillantes, todas las ansias, todas las alegrías. También recuerdo la tradición del grito, que se esconde bajo tierra, y así salva a quien lo esgrime en contra de su propio silencio. ‘Esto es lo que va a liberarme de la tristeza’ me digo ‘este es el primer paso en contra de la pesadez, del desencanto’.

Luego, aliviada, confecciono una lista de los detalles que hacen a mi padre. Atuendos, manías, errores, virtudes. Todo lo que mi mano, las uñas sucias de tierra, puede conjurar para elevar una imagen veraz, absoluta, real, de mi padre. Y mirándola, lento, hago una reverencia.

Te debo la vida, papá. Todo eso, y nada más.

Nada más.

6 comentarios:

Mar dijo...

muchas gracias alex, de verdad...

Mar dijo...

:) supay, gracias... seguí viniendo, seguí contándome...

Anónimo dijo...

ocultarlo, ocultarlo, enterrarlo bien arriba, en nubes densas, blancas... que llueva y truene de vez en cuando...

Mar dijo...

bienvenida a este mundo bloggero querida! ya era hora...

Anónimo dijo...

Cada vez más hondo, cada vez mejor.

Mar dijo...

urah... hace tanto q no te veo...