viernes, junio 03, 2005

Waldo

Agobiada, creyó ver en ella el medio de sanar espiritualmente. La llamó Waldo, para que un ente masculino estuviera en la casa. Idiota, no supo ver que ése era el nombre de un ganso ahogado en alcohol. Y cuando se trata de la sanación mágica, todos los detalles, todos los nombres, son importantes. Cuando la planta empezó a morir, el proceso de su propia caída había ya comenzado. La luz excesiva fue para ella lo que el agua para Waldo. Se levantaban ambos seres ya enfermos, pero con fuerza, ciegos al proceso que les carcomía. Ella, flaca, distraída, dejaba vasos a medio beber por toda la casa y olvidaba cuándo había regado por última vez a su objeto mágico. Este dejó gradualmente de dar flores, de dar hojas, enflaqueciendo a la par de su dueña. Cuando el insomnio pudo más y ella huía del sol en noches sin sentido, él apenas lograba sacar a la luz botones, promesas de vida. No sirvió de ayuda, el nombre incorrecto le había perdido. El día en el que el psiquiatra ingresó a buscarla, la planta ya había sucumbido. Murió seca por la podredumbre de sus raíces, incapaz de drenar la presión como lo había esperanzado su dueña. Hay quienes dicen que la sanación fue más sabia que la mujer que pidió su propia cura; que el nombre fue correcto y que la planta debió absorber muriendo lo que carcomía el alma de su dueña. Quizás sea cierto. Ella logró alcanzar, otra vez, al alma que quiso escapársele. Pero aprendió una cosa –secreta- ahora sabe que si ha de tener una nueva planta la llamará Walda. Toda de nuevo.

2 comentarios:

Feju dijo...

Waldo, el significado del nombre en la sanacion mágica solo tiene importancia por el efecto placebo de esta sobre la persona, ella conoció a Waldo?...
ya que tu me hiciste la "big question", yo te la devuelvo:
¿por que Marea y cielo?..salute.

Mar dijo...

Bueno, quizás no leíste con atención, pero somos seres de la luz que reflejan esos dos espejos... y porque en la mar y en el desierto siempre se puede contar con eso...