miércoles, diciembre 27, 2006
recuerdos incluídos
miércoles, diciembre 20, 2006
tablas de náufrago
Tablas de salvación.
Manotazos cuando el aire se torna irrespirable.
(la honda inhalación de los otros mundos)
Letras en horizontal
¿Quién no tiene una manera secreta de salvarse del abismo?
Cuidadosamente, al azar
Pequeños parapetos
Objetos de cábala
En contra del destino
De días y noches sucesorias
Nuestras armas
Nuestro oficio
(resignados a nuestras propias invenciones, vivimos)
Tras los objetos, a la espera de la muerte
En los objetos, escondidos de la vida.
sábado, diciembre 16, 2006
saberse
¿Dónde, exactamente, se sitúa en nosotros la emoción? ¿En qué parte de mis talones, la avaricia? ¿Dónde en el estómago, la tristeza? Mis costillas podrían ser el espacio que escoge la alegría, para presentarse. Mis orejas, quizá, dibujan en sus arcos los recovecos de mi fidelidad. ¿Dónde, amor, sientes que me extrañas? ¿En tus riñones, en tu entrepierna, entre tus dos brazos, ahí, donde reposaba mi cabeza? ¿Dónde, madre, me recuerdas? El cuerpo, manifiesta y escoge, epitomiza y susurra, adentro suyo, todo lo que es, percibe, opina. En mi piel están mis temblores, en mis costados, mis afectos, en mis piernas, el apego voluble que siento por la realidad. Pero no toda manifestación es evidente. Aún desconozco qué hace mi estómago para licuar mi rabia, porqué mi espalda gime a veces, qué quieren decir los lunares de mis brazos. Aún no sé leerme toda. ¿Quién puede sentirse sabio, si no sabe, todavía, leerse? ¿Quién, verdaderamente, enterado?
miércoles, diciembre 13, 2006
Descansan
No se arrepienten
No extrañana a nadie
En sus ojos vela la noche
En sus oidos arrulla el silencio
Su manto no es pesado, es invisible
(La existencia puede seguir
ya no importa)
Descansan, su nuca en toda la tierra que está debajo
También de nosotros
sábado, diciembre 09, 2006
octubre
Se da la vuelta, y es como si acabara de aterrizar, los brazos húmedos de aire, descendiendo hacia sus costados, los pies recién posados en el suelo, la mirada ausente, de quien aún no se sabe en tierra. Me mira, y en su mirar comprendo está todo el paisaje, yo un elemento más, me mira y siento diluirme entre las paredes de la casa, la verja de hierro, los perros durmiendo. “Es tarde” le digo, tratando de sonar normal desde mi pegajoso entorno, ya no única sino mezclada a todo, como su mirada me ve. “Deberíamos tomar algo” le digo, “una taza de té, comer alguna cosa”.Ella me escucha silenciosa, la cabeza quieta en mi dirección, como olfateando cuidadosamente mi registro de voz. (Que no huela preocupación, ruego, que no vea más que mis ojos fijos en ella, lejos del acantilado donde parece acabar de posarse, que no se voltee) “Hay tarta de limón, la que te gusta. Y estamos todos esperándote”. Odio su silencio, siento que me escrutina, que desea sacarme toda la intención detrás de mis palabras. Quieta, una ella también con el paisaje, el mensaje al fin golpea su parte consciente, una fracción de segundo más tarde que lo habitual. “Bueno” dice, con la naturalidad más rara. “Vamos”. Cojo su brazo y la siento a mi lado, caminando insegura, su pelo corto dándole un aspecto de muchacho, sus ojos fijos. “Vamos” repito, y soy yo la que se quiere apoyar en ella, seguirla en su silencio, perderme allá donde ella está, viendo lo que ve. Sin llorar, entramos a la casa.
jueves, noviembre 30, 2006
confesiones de noche, luna creciente y vino menguante
A veces, una los des-destierra, los atrae hacia sí de nuevo, probando otra vez –jugando a ser ajena al preparado- los sabores y tonos del constructo. Si pasa, si una puede tragar, sin soltar una lágrima, si se digiere, una se reconcilia. No siempre es el caso. A veces la degustación es insalubre, deja un regusto terrible a innecesario. A ésos, como al plato rancio que supo permanecer mejor en el recuerdo, lo mejor es tirarlos. Por el bien de todos, vale arrojar ciertas creaciones a la basura.
Sólo así, el alma ligeramente aliviada, puede una ensayar de nuevo, apilando en alacenas oscuras lo que el tiempo dirá si supieron ser preparaciones, acaso felices, o testimonios semi-amargos del acierto o el fracaso.
viernes, noviembre 24, 2006
vacíos que se resisten a ser llenados
lunes, noviembre 20, 2006
Murakami me saluda
Camino detrás de mi madre por el mercado, las bolsas con distintos productos se apilan a mi alrededor. Primero están los pollitos, apiñados y piando en una cerca pequeña al lado de la entrada. Luego están los camiones de papa, después los cereales y ajíes, el queso está antes de lo de las verduleras. Tomate, berenjena, cebolla, lechuga, todos compiten por atraer el color hacia sí. Antes de entrar al galpón de la carne –donde los huevos se encumbran en cartones detrás de las gallinas desplumadas y los corderos colgando de los ganchos- están los curanderos. Hierbas, canelas de 12 vueltas, conchas de algún mar, imanes con sexos diferenciados. Después, por fin, en la otra entrada, las flores. Lilas, amarillas, blancas, rosas, y moteadas. Rojas y liláceas. Dejo que mis sentidos se ahoguen en la luz de las telas y los pétalos. Invariablemente detrás de las faldas de mi madre, cargo ramos y me detengo cerca de los panes. Si mi abuela se cruza con alguna anciana conocida, le regalo una sonrisa y me alejo, antes de que se sorprenda por cuánto he crecido. Amo este lugar, y me figuro que marca mi relación con lo que me alimenta, “la vida es este mercado” le explico, “transformada, dentro mío, soy la que consume las miradas y los objetos aquí presentes, para ser”.
Murakami parece no estar de acuerdo. Vivamente le explico las delicias de este espejismo, pero él se limita a observarme. Es mi sueño, después de todo, y él no puede penetrarlo sin hacerme daño. Me esfuerzo en vano, quizás. De todos modos, japonés hasta el fin, agradece nuestra conversación y estas imágenes.
Se retira luego, y va hacia la casa donde está Rosalba. “Lo encontraré de nuevo”, me consuelo, y agito mi mano en señal de despedida.
martes, noviembre 07, 2006
tiempo de mudar
Miro mi rostro en el espejo, y sé que no es el mismo. Aún, sin embargo, no lo reconozco como el que será (así pasa siempre, cuando todo alrededor cambia).
No soy la única en partir. Hace días que pergeño y borroneo cartas de despedida para aquél que se me va. Como mi rostro, las líneas son indecisas, y tú no recibes nada.
Acepta esta disculpa. Cuando vuelva de la bruma sabré decir y desdecir aquello que deba ser pronunciado, si retorno
martes, octubre 31, 2006
a dream
Una mujer me abraza intentando no soñar por mí.
Otros rostros, múltiples, borrosos, casi sin prestar atención, me miran o sonríen.
Lenta, no puedo saber exactamente qué es el tiempo. Agua de minutos, dejo pasar las horas y los libros.
A ratos estoy viva.
Gracias por haberme permitido soñar contigo. Un sueño de ti, de nos, de mañana.
Eso me ha traído hasta hoy, dispuesta, abierta, flotante.
El resto tampoco es real...
jueves, octubre 19, 2006
ella se ha ido
Ayer, esto quiere decir, antes, hace mucho, aunque recién me doy cuenta, Desespero me abandonó. Una ligereza inusitada, un sentir huecos mis huesos, gallardos mis pasos, me lo vino anunciando. Pero no fue hasta que encontré mi propio rostro en el espejo, que lo supe. Desespero se ha ido. Y una enorme necesidad de llorar abrazada a las mantas mientras llueve afuera se me vino encima. Un sueño enorme, relajadísimo, me invadió los ojos. Puedo volver a pretender estar triste, mientras las mantas tibias me rodean, mientras la lluvia tibia me protege. Como antes.
Igual, abandonar a Desespero es extraño. Tu rostro, luego de haber permanecido tan ajeno, es similar al rostro de alguien amado, perdido y vuelto a encontrar. Su hallazgo está presente en cada mueca, en cada línea. Ni a él, ni a mi piel, que sola ruega a por sol y brisa y helados, como un cachorrito humano, he sabido mirar con la debida atención, con el debido cuidado.
Hoy, la necesidad de descansar no contempla en ningún resquicio dormir. (Desespero, sentada sobre mi pecho, se encargaba de hacerme padecer el sueño). Hoy, la necesidad de vida me tiene caminando, temerosa, buscando el afuera. Sigo preguntándome si mis pasos son firmes. Y esa sola pregunta ocupa mi cabeza, sin necesidad de futuro ni pasado, esa sola inquietud avanza con mi día, ansiando tan sólo este presente. Hoy, Desespero se ha ido, y yo puedo avanzar conmigo misma.
viernes, octubre 13, 2006
pretendidamente ajena
No tengo, en ningún recodo, vacíos.
En mi vientre pululan legiones, en mi sexo brigadas, en mis conductos trillones. Números-infinitos-de-vida-ínfima/ Sagaces-crustáceos-de-mis-retinas/
Valientes-protectores-de-mi-gobierno. ¿Qué soy yo sin los etéreos que detentan mi equilibrio?
¿Quién, sino la informe amalgama de éstos, miles de seres?
Una y trina, si tres es símbolo para lo incontable. Una y muchas, si he de creer a mi otra-yo, la que aparece con las fiebres. Una y todas, completa en mí, con los que hay adentro mío, todo apenas cierto, todo apenas sujeto a creer que en algún lugar los límites se corresponden a aquellos que trazan mis sentidos.
Yo, constelación absurda, bordeada de mi piel, separada del resto. Yo, Gota de Universo ¿inmersa, quizá, en otro, Vastísimo, Universo? Yo, también en tregua con el todo que me engloba. También, como ellos, pretendidamente ajena.
jueves, octubre 05, 2006
para
Un hombre de barro
Para adorarlo
Ojos ciegos como perlas
Pies perfectos
Viril
Se eleva
Mi príncipe de alabastro no sabe elevarse
Cabe perfecto en mi abrazo
Duerme, no sabe prometer, descansa
Es mío hasta el asombro
Puebla mis mañanas
Canta
Recostada sobre mármol
modelo
Un niño de mármol
Para
jueves, septiembre 28, 2006
Prácticas amatorias
Un hombre burbuja posee un ciclo de vida efímero. Nacido de una pastilla de jabón, pervive desde las primeras gotas tibias hasta el final de un baño en la tina, esto es, de media hora hasta tres, dependiendo de la resistencia y desempeño del espécimen. Irisado, turgente, múltiple, despliega inmediatamente su perfume, para demarcar su territorio. Luego, se extiende por toda la superficie, contorneando los muslos y los senos de aquella que lo ha criado, delicadamente, en noches de deseo y confección.
Su ciclo sexual es por demás breve, aunque para él implica consumir la mayor parte de su existencia. Una vez localizado el útero y los labios, construye una pared. Es muy difícil para el hombre burbuja construir esta pared. Sus muros son frágiles, y debe esperar, pacientemente, para apilarse y parapetarse, hasta abrazar y rodear a su objetivo. La recipiente, cruel y divertida, experimenta esta agónica pelea por la vida del hombre burbuja como un leve cosquilleo, una agradable sensación preparatoria. Cuando el hombre burbuja logra ingresar, rozar las carnosas murallas con las suyas propias, en fricción, lucha y permisión, estalla. Goza al estallar, y goza aquella que lo presiente dentro. El éxtasis se eleva como una marea de espuma, abandonándolos lánguidos, a la tibieza de la compleción. Húmeda, ella al final se levanta -los restos del hombre burbuja esparcidos por su cuerpo como otras tantas escamas- y, la piel reluciente, los ojos vacuos, se aboca al resto de sus tareas. Sin embargo, la emergencia y lucha del hombre burbuja no pasan en vano. En su interior, ella comienza a materializar al próximo, a transubstanciarlo. Pronto surgirá otra pastilla de jabón, suave y cálida, cerca del aparador de la hembra. Y la naturaleza seguirá su curso.
domingo, septiembre 24, 2006
ella
La primavera, por todas partes.
La primavera.
lo que necesitamos
Naranja a la llama azul de mis inviernos –con manchas negras y ojitos vivaces- gris en el calor de mis veranos, a veces hace ruido y me molesta, como una mísera ratita atrapada en mi alacena. Y sin embargo, se trata de mi salamandra, resguardada en mi estufita de tiro balanceado. Sospecho que se coló una noche de luna y tibieza, allá por el 2004. Las ciudades, como a todo, se estaban comiendo su terreno. Ya casi no hay fuegos de combustión perenne donde guarecerse, ni fogatas espontáneas.
Así que mi salamandra se limita a estarse quieta, en la mísera llamita que, por piedad, escojo no apagar cuando el frío cesa. ¿Cuántos años puede una salamandra sobrevivir en estas condiciones? ¿Dónde y cómo debería liberarla? ¿Es acaso posible, liberarla?
Temo que se sienta sola, su sexo minúsculo vacío de esperanza, ya que la posibilidad de un salamandro en el edificio, en la ciudad, es remota. Y por eso, cuando la escucho moverse, ahí en la llamita, pido por ella y su futuro. Necesitamos de todos los seres en la tierra.
jueves, septiembre 21, 2006
el azar de las ciudades
Pronto será así: yo deslizándome de un punto a otro, para salir sin más a donde me digo, quiero estar. (El azar de las ciudades perdido para siempre). Sin sospecharlas, sin olerlas, sin ver sus nombres pasar como manchas en la niebla. Vacía de ellas…¿ qué interés posible podrá deparar un viaje?
jueves, septiembre 14, 2006
conjuro a por la gracia
Mientras cavo con mis manos, recuerdo, todas las imágenes brillantes, todas las ansias, todas las alegrías. También recuerdo la tradición del grito, que se esconde bajo tierra, y así salva a quien lo esgrime en contra de su propio silencio. ‘Esto es lo que va a liberarme de la tristeza’ me digo ‘este es el primer paso en contra de la pesadez, del desencanto’.
Luego, aliviada, confecciono una lista de los detalles que hacen a mi padre. Atuendos, manías, errores, virtudes. Todo lo que mi mano, las uñas sucias de tierra, puede conjurar para elevar una imagen veraz, absoluta, real, de mi padre. Y mirándola, lento, hago una reverencia.
Te debo la vida, papá. Todo eso, y nada más.
Nada más.
martes, septiembre 12, 2006
lejos del paraiso
Verdaderamente, gustar del fruto del bien y del mal debió entenderse como exactamente eso: lograr el discernimiento orgánico de las cosas correctas y el orden correcto. Lo que entendimos mal fue el asunto de la serpiente: en realidad, el árbol mismo fue quien convenció a Eva de probarlo. La mismísima Docta Medicina, aún cuando ostenta un “árbol del saber” con dos serpientes a los costados en cada membrete e institución, no llega a entender el exacto significado de ese dibujo del Saber.
En fin, que el árbol del Saber tenga escamas y hable, no debería sorprender a nadie. Eso es lo que yo digo: que sangre al ser cortado, que engendre frutos de naturaleza iluminadora, que hable o que se mueva, que argumente o se desplace, no es más que una posibilidad más dentro de las perfectas posibilidades de lo Eterno. Además, otros árboles caminantes y sentientes han sabido ser registrados por los siempre despistados humanos. Aunque se da por supuesto que cualquier cosa que no se adapte al común tiende a pasar desapercibida. Apuesto a que ni siquiera sabeís qué facultades poseen los hierbajos de vuestro propio patio trasero. No se puede esperar mucho de quienes adoran a sus mascotas desde hace milenios y hasta ahora no saben qué quiere decir ‘guau’.
A lo que iba: tengo en mi casa un pequeño matorral del Discernimiento. Su existencia ha sido muy breve, no debe estar ahí más de cien años, lo que le hace un bebé de pecho en comparación a sus hermanos mayores. Brilla como el cuarzo, puesto que también posee algo el reino mineral, y supo camuflarse bastante bien hasta que las primeras hojas-iguana comenzaron a brotarle. Estas hojas son los primeros asomos del Árbol a la realidad circundante. Se pegan a todo, y con sus grandes ojos observan y transmiten al tronco todo lo que alcanzan a ver. Si se alejan mucho de él y no encuentran agua, rápidamente se secan y mueren, para luego ser dispersadas po el viento con el resto del follaje.
Una de ellas cayó sobre la punta de mi bota, hace un tiempo. Alcancé a verla sacudirse antes de que se secara y, hombre atento a lo Ordinario como me vanaglorio de ser, decidí investigar su origen en el acto. Siguiendo la estela de hojas-iguana no tardé mucho en vislumbrarlo. El Árbol se movía detrás de un antiguo seto que ha pertenecido a mi familia por generaciones. Como también soy educado, le saludé en voz alta y le insté a que se detuviera, para poder entretenernos con un poco de conversación. Veréis, el Árbol del Bien y del Mal es un poco suspicaz, pero su curiosidad puede más que su prudencia. Sin más preámbulo, agitó sus flores-labios en señal de reconocimiento, y emitió un silbido musical con ellos. Lo primero que hice fue empezar con un consejo, como signo de buena voluntad por mi parte: ‘Tus hojas-iguana empezarán a llamar la atención tarde o temprano’, le advertí, ‘puedo ver que estás curioso por el entorno que te rodea, pero los tiempos han cambiado mucho, los últimos cientos de años’.
Se podía ver que el Árbol me presentía con exactitud, y que estaba atento a mis palabras. Sin embargo, el hecho de saberlo todo respecto del Bien y del Mal no implicaba que el joven tronco hubiese experimentado la variada gama de emociones que conlleva ejercer tal conocimiento. Veréis, su castigo fue precisamente no ser expulsado, y está condenado –en general- a quedarse confinado a un rincón de la Tierra nada más. El pacto que logró ejercer con mis Antepasados Primeros, a espaldas del Creador, tal vez, fue que ellos vendrían a depositar a su sombra las experiencias habidas. Algunos pueblos han sabido mantener la costumbre mejor que otros, y aún se reúnen a cotillear bajo su sombra. Otros, más egoístas y desatentos, andan por ahí con sus barrigas llenas de experiencias atoradas, guardando todo para sí mismos. En cuanto a mi linaje, ya os lo dije, sabemos mantener las maneras, y las promesas, por generaciones.
Luego de una larga conversación, el Árbol me indicó que deseaba marcharse. Yo, a mi vez, me encontraba cansado y decidí retirarme, no sin agradecerle sinceramente su compañía. Esperaba verle una vez más, aunque se dice que todo hombre tiene sólo una chance para hacerlo en esta vida. Bastante sé yo de estas cosas, lo cierto es que charlar con el Árbol del Conocimiento te da una buena perspectiva.
Aún así, tal visión es intransferible y no se porqué pierdo el tiempo al intentar transmitirosla. Quizás se deba a que mis viejos huesos ya no son los de antes, aunque mi espíritu se mantenga joven. Era un buen Árbol, y aún doy una vuelta por el seto, a la vera del Bosque Viejo, esperando verle. Sí, es verdad, hacéis bien en señalarme que la esperanza no es una forma del discernimiento, pero, qué queréis, es lo que a fin de cuentas nos impulsa a caminar aquí afuera, lejos del Paraíso".
sábado, septiembre 09, 2006
ellas desean
40 años y un espíritu incansable, su novio es un hombre diez años menor, el miedo del ex marido es que ella esté mejor sin él, su miedo es no confiar nunca más en ninguno.
30 años y el mismo rincón se enciende cuando la miras por más de un minuto, casada y separada, el miedo de él es que la deje, su miedo es no poder hacerlo.
Todas todas ellas tuvieron 20 años, ganas de tener hijos, ganas de tener historias, ansias de tener carreras.
Todas aseguran que ellos sólo saben detenerte y enredar temiendo.
Y yo sólo sé que no quiero eso. Conciliadora, imprudente, loca, deseo.
Que no por ser así quedemos mancas de mundo masculino, que no por no querer o querer demás queden ustedes sin mundo femenino.
Sin alguien que, al despertar, cada única mañana, sepa de la inmensa suerte de tenerte, y viceversa.
domingo, septiembre 03, 2006
de la casa amarilla
Con toda el alma y cada-escama-de-mi-cuerpo
Te fuiste, y yo persigo
el susurro de pasos,
el murmullo de risas,
sola al sol, adentro
apacible, entre las sombras, una nostalgia, desaforada, pequeña, encuentro
Esto es mío,
de la casa amarilla
esto me llevo.
jueves, agosto 31, 2006
31log day
_Euge si bien no se actualiza mucho, lo que siente es fuerte y claro, anti espirituales abstenerse.
_Le.mon.grass ella es realmente creativa, y una de l@s pocas paceñ@s que tolero leer en inglés, con la sola excepción de MABB probablemente.
_Mi meme Rodrigo Antezana y artículos varios sobre cine,literatura y afines
_Gato diversos temasde un bloguero cordobés especializado en diseño,pero no sólo
_Angel el amable español que me motivó al meme, gracias che, y un saludo!
miércoles, agosto 30, 2006
verla pasar
Hacedora de los amaneceres, de las múltiples mañanas, esperaría.
Lluvias, arco iris, nietos, flores, arrayanes.
Sin embargo, aún no es mi tiempo para.
Aún mi cabello no es gris viejo, ni mis manos han acariciado la frente de mis hijos.
Aún no sé, aunque he sabido sospecharlo, de haber tenido y haber perdido; aún mis músicas no se componen de tangos, boleros y memorias.
Aún no puedo ver pasar la vida.
jueves, agosto 24, 2006
tanto deseo
Hoy, en el patio, recordé que a veces, de noche, cuando insomne recorro las baldosas, deseo al rey del sueño: sus ojos son dos carbones encendidos, su piel es de alabastro, su traje está cubierto del polvo de las hadas. De niña, era para mí, idéntico, aunque pequeño y desmelenado. Ahora, es a él a donde voy, cuando la luz me empuja...
Nunca quiso llevarme. A veces, temo que cambie de opinión, y lo haga. Pero cuando me pesan los huesos, las pasiones, el estómago y los labios, miro al tibio resplandor de la tarde, al sordo titilar de la noche, y ruego. Aunque una humana no pueda atreverse a rozar al infinito, aunque no sea de este mundo pedir por el siguiente, yo, en esas tardes donde la luz diluye los objetos, imploro.
¿Porqué, pesada, no alcanzo con beber toda esta maravilla? ¿Porqué tanto deseo?
martes, agosto 15, 2006
la ciudad los otros
Sin embargo, o por eso mismo, porque una no puede soportarlo, planteárselo de frente, aceptarlo, es que la realidad es otra. La ciudad es apenas una suerte de paredes que separan una persona de la siguiente (¿qué pared separa mis sueños de quien duerme, muro de por medio? ¿cómo sé que él no sueña también, acaso lo mismo? ¿quién dirime qué sueño pertenece a quién?), las promesas no deben creerse, requerirse ni esperarse; la mujer que yo soy debe saber buscarse adentro y mirar para sí misma, sin miedo a lo que encuentre.
O también: una podría animarse de una vez a configurar su realidad, a admitir la lluvia que permea el campo de esmeraldas, a decirse que esperar del otro no es igual a poseer esperanza, porque una es inútil, y la otra bien puede sostenerte viva.
Una podría, de una vez, empezar a considerar la ciudad junto a los otros.
sábado, agosto 05, 2006
pedido de mudanza
lunes, julio 31, 2006
tiempo de dragones
Pero una entra igual, a los gritos, dando mandobles, protegiendo el estómago y el corazón con el escudo, cortando lenguas, segando cuellos, atravesando escamas y colas de tamaños varios, trozos de colmillos, jirones de piel, hasta llegar al centro y enfrentarse -con el escudo, hay miradas que congelan o matan- a él, gordo de tanto chupar huesos, pesado, lleno de bilis, de hiel, de mierda contenida. Enferma de asco, una no olvida que ha venido a matarlo, ni cómo hacerlo. La sangre gris estalla y el bicho, el monstruo, muere, furioso en su agonía, y no olvidamos tampoco revolcarnos en su muerte, protegernos de todo mal, encaminarnos victoriosas a la puerta.
Allí, al fin, una, aliviada, saca la cabeza, piensa en el amor (ahora una es capaz de pensar en el amor), y sueña: en lo lindo que será mañana escribirte, saber de ti, mirarte a los ojos y la boca, mirar tan insistentemente tu boca, poder de una vez, quererte, haberlo deseado tanto.
martes, julio 25, 2006
mundo vario
martes, julio 18, 2006
Ayer
Quizás abandone esta fase de mi vida sin saberlo (tantas cosas que no sé). ¿Cuándo lo haga, seguirá él mi camino? La experiencia me lo niega: duermo bien en todas partes, menos aquí, en esta mi cama.
Impotente es una frente a lo que se desconoce, de sí misma y de su entorno. A veces, sospecho que él se alimenta de mis emociones. Puesto que ya no soy (ni seré) desgraciada, bebe de mí eso que me marca –aunque en el proceso sabe a veces robarme, también, el sueño– esos tres sentimientos con los cuales nunca más me he podido aburrir. Quizás él ha sabido degustarlos, como mi olor, como la percusión intermitente de mis pasos, y ya no sabe vivir de otra cosa. No está hecho de ellos, ¿o sí? ¿Puede un fantasma conformarse enteramente de tristeza, amor y agradecimiento?
viernes, julio 14, 2006
Nos pongamos místicos
Un caballero rojo y sobredorado, para alcanzar el día.
Un caballero oscuro, para celebrar la noche.
Vapores de sangre, sombras oscuras de un dios.
Espadas.
Todo eso, antes de mis alas y mis ojos, quiero ver en este mundo.
lunes, julio 10, 2006
Sapere aude (o samba que K. Dick podía tocar y Lovecraft no)
Amor/Odio. Eros/Thanatos. Dualidad.
Quizás lo repetimos así porque no acabamos de entenderlo.
Cuando agotemos todas sus posibilidades ¿dejaremos de ser? ¿O, simplemente, mudaremos de fase, hacia un mundo que prefigure algo más que 10101010101, capaz de incorporar una trialidad, una multiplicidad de factores interconectados, más allá de lo binario?
Sin duda, como los sospechó Wittgenstein, el lenguaje no alcanza a describir esta posibilidad: se queda en la ilusión de poder ver al otro lado del límite, tan sólo por el hecho de reconocer ese infranqueable borde como tal. (¿O venimos de ahí? ¿El aymara, las lenguas signadas por la triple posibilidad –sí, no y algo otro, impreciso, en el medio- no son fósiles vivos, residuos, de esa otra percepción de la realidad? ¿De ese otro mundo?) Mi sangre, mi muerte, doy, a cambio de ojos de vidente, para ver más allá de mi sospecha. Yo, la intempestiva, deseo abrir esa puerta, destrabar esa caja, morir por curiosa, pero un instante antes ¡saber!
jueves, junio 29, 2006
hechizo
Estoy hecha
( recipiente-quebrado
Leche-derramada
fuimos)
Vuelve Tiempo Atrás
Previa al estallido
Antes de la sed
Antes
domingo, junio 25, 2006
No soy quién
jueves, junio 22, 2006
Traición al cangrejo
No fue asunto de seguir sus pasos en la playa, mientras esquivaba trozos enteros de materia. Eso lo hice. Tampoco fue cuestión de acompañarle sobre las duras baldosas de la realidad, esto también lo hice. Lo enrevesado fue cuando desapareció y perdí su rastro. Desesperada, tras esperar un rato decidí alejarme. Ahora, que me encontró, ¿cómo hacerle entender que no quise abandonarle? Nos carcome la duda...
sábado, junio 17, 2006
Lejos de la sed
detrás de los adornos
Te miro
(mis ojos apenas espejo de tus ojos)
Húmeda de raíz
tensa de recodos
Te espero
Lejos de la sed, nuestro lecho brilla.
miércoles, junio 14, 2006
La vida no es, si no se la alumbra
ojos que absorben calles
ruido de fondo
Letras
Sólo eso me resta ser
tu cuerpo lejos de mi luz
(mi fuego sujeto a tus incendios)
Hoy no estoy viva
sábado, junio 10, 2006
el recuerdo de tu entrega
lunes, mayo 29, 2006
en el jardin
Tocan, rozan con los dedos la madera de mi puerta, y yo, doblada entre penumbras, no puedo ofrecer mi piel a la tibieza de esas manos que insisten a mi vera.
Cesan, y el ruido de esa ausencia deviene insoportable. Cuando despierto, ojos abiertos atravesando esferas, agua corriendo derramando puentes, vidrios de luz, ya no están al otro lado. Exploto al respirar. En el jardín, otro capullo cae abierto.
domingo, mayo 21, 2006
poseedora de los hilos
Y ahí está. Siendo la mal llamada simetría el simple desgarro de la luz en la entretela. Y nosotros, que ignoramos, sólo sabemos respirar con desenfrenada impaciencia. Ah de aquel nuevo día ya urdido y desentrañado tantas veces, ay del previo tejer de lo que quisimos, ay del miedo, íntimo y cuidadoso de saberme, poseedora de los hilos. Dueña y cómplice de mis siempre realizados deseos.
viernes, mayo 19, 2006
Mariposas
Mi mundo confinado al cerrado entorno de ese instante, solo me resta observar: quién sabe por cuanto tiempo mi alma sabra mantener su pausa, yo-sobre-grava-sobre-verde, antes de desesperar y agitarme toda, reaccionando ante ésa, la soberana percepcion de quien me embarga.
La temporada ha empezado.
lunes, mayo 15, 2006
La luna no esta en su lugar
jueves, mayo 11, 2006
Días Antes
viernes, mayo 05, 2006
cualquier apetitoso contenido
martes, mayo 02, 2006
Nada somos
lunes, abril 24, 2006
eso que preferimos ignorar
La noche, las luces, el suelto divagar de los que grillan. Ella lo abraza, con la lenta desesperación de quien no desea despertar, para que sus senos contra su espalda permanezcan así, como ellos, unidos, acompasados, perennes.
Otra te abraza a ti, y tú te dejas estar, porque la tranquilidad que te depara se aproxima mucho a la gratuidad, a la libre entrega. Cierras los ojos y te niegas a oír el ruego que su piel transmite a la tuya. Ignoras, decides evitar, cuidadosamente, cualquier ramalazo de melancolía. Ella no piensa en ti, él no piensa en ella, tú no piensas en quien busca con sus labios la base de tu nuca.
A ninguno le importa.
domingo, abril 16, 2006
Carne que además puede leer filosofía
domingo, abril 09, 2006
Consideraciones sobre "V" de Pynchon
¿Pero, quién o qué es V? A través de toda la novela, la inicial V emerge como un símbolo de algo a ser perseguido, cortejado y conquistado, algo a ser querido, poseído o reganado, pero nunca para algún motivo en especial. De acuerdo a los “episodios”, V podría ser una mujer misteriosa, que persigue deliberadamente el camino de lo Inanimado mientras el antiguo orden da en doloroso parto luz a los horrores y sinsabores de la Modernidad. Como una sirena, ejerciendo una influencia esclavizadora sobre hombres y mujeres por igual, ella parece contener en sí misma las fuerzas opuestas del estancamiento y la rebeldía en alambicada presión, apareciendo en momentos históricos de decadencia y revolución. Y aún así sus motivos son oscuros; e incluso su naturaleza e identidad parecen indeterminadas, como una partícula quántica que contiene en sí los secretos de la onda y la partícula, subvirtiendo cualquier intento de definición por el hecho de poseer propiedades indistintas. Al final, él mismo admite: “V era ya en ese momento un concepto enormemente disperso”. Amante, prostituta, madre, monja, mujer: aún cuando podría ser el Edén perdido llamado Vheissu, ella debe ser siempre considerada en términos femeninos. Como la exilada Shekina, o la mitad femenina de Dios que los gnósticos llamaban Sophia y los cabalistas creían encarcelada en la matriz del universo físico, V parece más una promesa perdida que una figura real. ¿Quizás, el hecho de crear a V fue algo maravilloso y maravillante? Es posible que V sólo sea una suerte de ilusión, que representa solamente al deseo mismo. Quizás nos lleva -como el impiadoso intento de converger dos líneas paralelas- a la búsqueda de la posesión de algo inalcanzable. O, para verlo del revés, es V el símbolo de las múltiples maneras en que los caminos se bifurcan y difuminan al irradiarse desde un punto en particular…
martes, abril 04, 2006
ellas o yo?
Mujeres derrotadas, mujeres maravillosas donde el cuerpo y los ojos se mantienen a la par, brillando con luz propia. Mujeres que se atrevieron a vivir sin desafiar a nadie más que así mismas, sabiendo que el verdadero desafío se encuentra dentro de nosotras. Mujeres que supieron ser y ahora son. A pesar de la fragilidad, a pesar del eterno desamparo. Ellas, que merecen un lugar en esta buena, fértil, desconocida tierra. Es tan fácil hablar bien de ellas, desde la tranquila distancia del ordenador, las tres comidas, las píldoras anticonceptivas. El feminismo.
Vamos, ¿quién me da una moneda para aliviar su alma? ¿Quién financia mi próxima novela sobre las rebeldes de Alasia? Os lo juro: llorarán los irresueltos morales, se compadecerán las ecologistas de carné, me denostarán en la tele los antifeministas. Po_Le_Mi_Ca. Así se llama ahora la promesa de quien vende su alma al diablo por fama y dinero, en estos días (y se deletrea a f r i c a a f h g a n i s t a n o m a s u y o s h e r z e g o b i n a m a l a s y a m e x i c o a m a z o n i a hasta que las letras se agoten, hasta que ya no demos más, hasta que se nos ocurra una solución o den algo mejor en la tele ¡ shhh ! )
el amado
sábado, abril 01, 2006
Sin permiso
_¡Raspa! ¿Hace cuánto que no te afeitas?
Mikele en un gesto automático se pasó la mano por la barba, mientras intentaba dilucidar si aquella niña con botas rosa añejo, impermeable fucsia, cofia, aretes y boca rosa encendido era una aparición o un mal recuerdo. Se decidió por lo segundo.
_Preciosa, han pasado unos años –le dijo Mikele mientras la conducía adentro- aún así, te ves exactamente igual a cuando nos conocimos.
_Lamento no poder decir lo mismo- dijo ella- y Mikele sintió que sus ojos verdes le medían de pies a cabeza. Intentó ser amable.
_Adelante, linda, ponte cómoda. ¿Tequila, como siempre?
Ella se limitó a asentir con la cabeza, se había quitado el impermeable y ahora sólo mostraba un delicado vestido rosa, de esos que a Mikele le traían aún los recuerdos de tambores y velas en Brasil, en las playas, antes de asistir a los exorcismos.
_Dime que no vienes a eso, guapa. Más bien, dime que no has venido, confírmame que estoy imaginando cosas, y por sobre todo (no tomas limón ¿verdad? ¿sal?) entiende que ya hace mucho que intento no hacerlo.
_Mikele, esta vez es serio, no estamos hablando de ninguna especie conocida de condenados.
_Ya no soy cura, cariño, de qué voy a servirte. Demonios, incluso he estado casado y no...
_Estamos casi seguras de que fue ella... esta criatura, quien mató a tu esposa. Debes creerme Mikele.
Sus ojos tristes, como siempre. Una inmensa muñeca de ojos tristes (verde víbora, pensó el) y cuerpo de porcelana le miraba seriamente. “No olvides -se dijo a sí mismo Mikele- que aún así esta criatura lleva la marca de la serpiente, por más que ahora utilice esas piernas enfundadas de rosado para ayudar a nuestro bando...' Le alcanzó un segundo vaso de tequila mientras mentalmente se preparaba para abandonar el apartamento, la ciudad, este lado del Atlántico.
_Veo que estamos apelando a mi buena fe- le dijo. Y sonaron dos copas.
Cba, abril 2005
domingo, marzo 26, 2006
Las hormigas y el destino
Quizás persiguen mi olor. El lento rezumar del cuerpo que cambia y se diluye, que tal vez posee una nota en especial atractiva, una vez cada año, en un ciclo por demás conjetural, insospechado. Acaso ellas beben de mí algo que yo no me sé.
Igual, no puedo evitar pensar en dos destinos: ese día posible donde me pierda definitivamente, y me abandone al lento gritar de quien ve hormigas salir de sus ojos, delirante de soledad y copas. O el de acabar llevada por las reales, marrones y chicas, como quien arrastra al último de una dinastía. Y cada año mi inquietud se acrecienta, ¿cuál será pues, el punto final de estas periódicas apariciones? ¿Cuál mi destino?
lunes, marzo 20, 2006
El perfume
-aunque más común- guardarlo y reservarlo, como quien vive un día sí y el otro no. Quizás, cuando el momento llegue y el recipiente esté vacío, me atreva a cambiar de perfume.
No se extrañen. En mi esencia está el creer que la gente cambia, aunque el proceso sea tan lerdo y delicado como la lenta gestación de un frasco de fragancia. Algunas notas permanecerán –no deseo negar quien soy- otras se adecuarán a la madurez de mi propio cuerpo. Así, hasta que la vida decida dejarme seca, como la botella a la que no se le puede extraer ya nada, ni siquiera una parsimoniosa gota.
martes, marzo 14, 2006
También en Rapa Nui
Nadie se imagina dónde exactamente va a morir, ni qué obsesiones heredarán sus hijos.
En Rano Raraku, decían que tan absurdo como saber el futuro, era pretender adivinar a dónde miraban los moais. De espaldas al mar, nueve cientos de éllos miraban al cielo, las orejas largas, escuchando el gemir de quienes los esculpían, en la absurda cantera de Rano Raraku.
Cuando el hambre pudo más que la costumbre, los Orejas Cortas mataron a los Orejas Largas, y tiraron a los moais de bruces al suelo, con los ojos arrancados. Ese fue su triunfo, después de haber hecho, hambrientos, un moais por año. Por casi mil años, Hotu Matua, tus hijos marcaron su encierro y tu obsesión.
Después, el mundo no se hizo esperar mucho. En botes llegaron para tomar a sus mujeres, para secuestrarlos, para llevárselos y devolverlos con lepra o sífilis. Casi al final, volvieron al curioso número de doscientos.
Así pasó en Rapa Nui, isla pequeña, en el abrir y cerrar de ojos de un milenio.
sábado, marzo 11, 2006
pequeño cuento de terror a las diez de la mañana
sábado, marzo 04, 2006
una pequeña historia
Las mujeres entonces se reunieron en asamblea y pidieron una plática con el dueño del castillo. Fue la comisión a hablar con él y le plantearon, humildes, que los soldados cesaran de abusarlas. El señor nunca entró en razones ni les hizo caso. Se burló de ellas, las maltrató, las amenazó y las corrió. Al otro día los soldados las abusaron con saña renovada. No hay otra palabra para esto que explotación.
Las mujeres se reunieron otra vez e hicieron cuentas. De un lado, estaban cientos de mujeres, con unas cuantas leguas de malas tierras, llenas de piedras, secas.
Del otro lado estaban un puñado de hombres armados, y un lugar con buena agua, con animales. Hicieron cuentas, nuestras madres, y supieron que en la guerra no podrían solicitar justicia que no viniera desde ellas mismas.
Llegó entonces, a esta aldea, una anciana. Pobre como ellas, desvalida como ellas, pero algo bruja. Brujas son apenas las que saben de yuyos que curan y de palabras que salvan. Habló en noches de luna sobre rebeldía y organización, mitigando los miedos. Las mujeres reconocieron que lo que ella decía era secreto y que había que cuidarlo. Ella caminaba de noche, hablaba de noche, se aparecía de noche. Algunas temerosas creían que era una djinn, una curiosa mezcla de Lilith y demonio. Pero sólo era una mujer como nosotras, acaso más sabia, más dura. Quienes la escucharon esa vez, antes de la hora donde los hombres se despiertan, dijeron que estaban de acuerdo. Supimos que había caminado otras noches, en otras aldeas, en otras madrugadas. Supimos que la rabia y la indignación eran de muchas. Muchas, pero por una vez, decididas en colectivo. Yo la conocí, y le conté la historia de Lilith, la mujer hecha a semejanza del hombre, que decidió salirse de los planes de su dios y su paraíso. Ella se rió cuando le dije que ella se fue porque quería hacer el amor arriba. Entre sus arrugas, sus ojos brillaron como dos perlas negras, sus mejillas siempre se arrebolaban como las de una niña. "Sabes, Vocera, ya va siendo hora de que las mujeres estén arriba."
Como ella hubo entonces decenas de compañeras, de líderes naturales en sus aldeas, abandonadas de todo hombre. Ellas también decían que era la hora de las mujeres arriba. Era el año 2005, hicimos entonces una consulta, y se votó la rebelión.
El año del 2006 se nos fue en preparativos. Llegó el mes de las tormentas. Nuestras mujeres se levantaron, cantando, pero no a seguir recibiendo golpes, sino a darlos. Emborracharon a los soldados y les robaron las armas, algunas murieron, pero lograron replegarse hasta una zona segura.
Todas se replegaron entonces. Sabemos de la capacidad de estos hombres para luchar y enfrentarse, pero también sabemos del miedo que una mujer fuerte inspira. Por eso nos temen. El 2007, tomamos esa primera aldea, junto con el castillo empotrado en la roca.
Las mujeres de ese jefe nos ayudaron, y decidieron quedarse con nosotras. Después pasó lo que pasó, y vosotros sabéis, habiendo sido parte de esta nuestra lucha.
Todas las fincas en esta zona fueron recuperadas y, después del 2007, sus tierras fueron repartidas. Entonces las mujeres se reunieron y volvieron a hacer cuentas, no de justicia esta vez, sino de muertas.
Nuestros nombres no serán aquellos de la muerte, sino los de la lucha.
lunes, febrero 27, 2006
otra vez el príncipe y la princesa
lunes, febrero 20, 2006
Irlanda
Meath y Ulster aún conservan su nombre. Conacht, Leinsten y Murster deben estar escondidos tras las denominaciones geográficas del siglo… Ni la loba que alimentó a Rómulo y Remo, ni la pareja que fundo el Tahuantinsuyo, al bajar del cielo, me llegaron tanto como la imagen de éstas abandonadas, valientes, capaces de sobrevivir para parir un reino. Dios salva a las reinas…sin duda
viernes, febrero 17, 2006
bestiario
lunes, febrero 13, 2006
cuando me hablan del mundo
Tengo una idea más difusa aún de los territorios que bordean el Pacífico y el Atlántico, reducidos a una serie de clichés televisivos y a una impresión brumosa, producto de las horas de andar revisando mapas y nomenclaturas en mi, atribulada, cabeza.
Cuando me hablan del mundo, mi mente escucha la lluvia incesante de datos que conforman mi experiencia.
En cuanto a las relaciones intra humanas, mi comprensión va amoldándose: dentro y fuera de mi cuerpo laten todos al unísono, debajo de los 37º C que definen la cálida masa amorfa que constituimos.
Y aún así, con toda esta confusa serie de imaginarios en mi cuerpo y mi cerebro, dicen que soy una persona seria y coherente, de la que se pueden esperar sensibles opiniones sobre lo que nos rodea y acontece.
lunes, febrero 06, 2006
formas de llegar
Llegas y lo primero con lo que te topas son las cuentas sin pagar, lo segundo: con que te han cortado la luz. Hay tantas cosas rotas y tú vienes tan cansada que sabes que hasta no ver otro día no tendrás ánimo para enfrentarte a ellas. Así que no te queda otra que arreglar el primer colchón que encuentras hasta que te da hambre y decides salir, tras una ducha.
No quieres que nadie sepa donde estás o que llegaste, así que evitas el teléfono por un rato. Es un lunes –esa tu manía de llegar los lunes- y tu hambre combinada con la noche borrascosa te empujan a un café chico, de moda pero en estas circunstancias vacío, y tus ganas de gastar un poco de dinero y saciar tu apetito te empujan a pedir spaghetti a la gorgonzola. Afuera, llueve.
Sales corriendo a hacer cola para pagar todas las cuentas atrasadas, porque quieres luz y gas y una ducha tibia mientras escuchas a Drexler. Hasta más allá de las doce no te haces un espacio para comer un sándwich francés, antes de hacer otra cola y conseguir dos entradas para Sabina. Menos mal que llegaste a tiempo, son casi las últimas medianamente vivibles. Luego, sin querer llamar a nadie –pocos son los que te llamarían, en realidad- te metes a ver Old Boy (la escena del calamar vivo es impresionante como decían, el resto no) y luego tratas de comprar un poco para paliar tus ganas mal atendidas de comer.
Con el spaghetti y una vela como compañía, escuchas llover. En tu abstracción (eso que haces siempre, cuando tienes dos segundos de sosiego) no te das cuenta de que la calle se está inundando. Al salir, no podrás hallar taxi por un buen par de cuadras, y estás mojada, con las sandalias beige plataforma en una mano y el cabello corto humedecido, mientras sonríes feliz pateando el agua sucia. No está mal llegar así, después de todo.
Hay mucho en oferta, pero aquí no te dan ganas locas de flan como cuando estas en tu país, ni los yogures te parecen tan apetecibles. Además, cada trozo de queso vale lo que dos entradas al cine y si te preguntan, “cine o sardina” tú deberías responder, como el Gran Caín Cabrera Infante, que o cine o cine. Debe de tener algo que ver con eso de que la comida embrutece y el alcohol ilumina, debe ser algo como el alcohol, el cine. Antes de dormir con el estómago más vacío que lleno, seguro agradecerás al cielo y a la vida. Oportunidades de llegar así de satisfactoriamente a un lugar ajeno son difíciles, en verdad.
“Quizá” te dices, mientras te metes a la cama solitaria, “la cuestión está en saber llegar, como dice la ranchera”. Otra manía tuya, aparte de la abstracción, es pensar boludeces como ésa.
jueves, febrero 02, 2006
A mi costado
Todavía no le pregunté si se quedará, temo mucho la respuesta de un jamás, de un imposible. Temo, por sobre todas las cosas, que ella reflexione y considere su actuación, su comportamiento, como algo descabellado e irracional. Aún, por suerte, me mira como la primera vez, con esa mezcla de voluptuosidad y amansamiento que la caracteriza. No olvidaré yo, nunca, la manera en que una noche apareció en mi cama y decidió quedarse. Desde ese primer desayuno mi escrutinio no cesó en la búsqueda de una razón para su estadía, sin hallar nada que me distinga del resto, de los otros. Con el tiempo y la calidez de sus manos, con la rutina y el amor de sus comidas, me fui calmando. Aún, a veces, la miro con aprensión: temiendo el día en el que vuelva a “nuestro” lugar y no la encuentre, temiendo esos días frenéticos de ir buscándola, sufriendo como si ninguna otra mujer pudiese reemplazarla. Acaso ninguna puede. Mientras tanto, consciente del milagro de su permanencia, no ceso de llevarle flores, regalos y comida, para que se acostumbre y sienta -¿es que pido demasiado?- que éste es su lugar en el mundo. No quiero imaginarme mis noches con su ausencia, el día en que ella despierte y decida, a la fría luz de los hechos y los días, que no soy quién para hacer, (de mi persona, de mi compañía), la razón de su demorarse aquí, a mi lado.
viernes, enero 27, 2006
eso que no puedo dilucidar
miércoles, enero 25, 2006
miércoles, enero 18, 2006
Toda emoción pasa
martes, enero 10, 2006
La iglesia barbada, el mantel y su sombra
lunes, enero 09, 2006
Estar a tiempo
martes, enero 03, 2006
Alejandra Dorado "Oh! Dolorosa pequeña niña" (Tragedia en XIV actos) Collage digital, impresión sobre canvas 110x66 cm, busco desesperadamente
“Seré daga” para Alejandra, agosto 2003